Toros en Gijón, ¿Asturias taurina?
En LA NUEVA ESPAÑA del domingo 11-08-2013 y en la página 34 del mencionado periódico observo la fotografía de don Julián López (El Juli) tratando de demostrar lo que es la valentía ante un toro que no puede ni con su alma.
Posiblemente, cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes piensen que Sabino (quien esto suscribe) pudiere necesitar el concurso del psiquiatra de turno por atribuirle alma al toro, pero pienso que precisamente estos señores tendrían que poner el grito en el cielo (y nunca mejor dicho) ante el aberrante, sangriento y doloroso castigo al que someten a un pobre animal indefenso, el cual no ha hecho nada para sufrir tamaño castigo hasta su muerte.
Deseo aclarar que, a mi juicio, en este caso el que pudiere carecer de alma sería el matarife de turno, llamado torero.
Señor Juli, ¿no siente usted vergüenza de sí mismo al ver la fotografía de ese pobre animal completamente agotado y en la que usted pretende darnos a entender su valentía ante un toro en las circunstancias en las que se encuentra, que apenas puede tenerse en pie? Le deseo que en su vejez su conciencia no le impida un descanso plácido por las noches cuando usted piense en el terrible sufrimiento que les había infligido a los toros hasta su muerte. Ése es mi deseo para usted, aunque no se lo merece.
Lo que no entiende es que en España (y Asturias es España, don Javier Fernández, presidente del Gobierno del Principado de Asturias), según el artículo 337 del Código Penal, está penalizado por ley el maltrato a los animales.
Veamos lo que dice tan interesante artículo, señor presidente: el que por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente (¿en qué es justificable la lidia de los toros? ¿Diversión para gente carente de sentimientos? ¿Dinero fácil?) a un animal doméstico o amansado (yo he visto en televisión a toros preparados para la lidia comer de la mano de sus cuidadores) (...) causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud será castigado con la pena de tres meses a un año de prisión e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales. ¿Sabía usted esto, señor presidente?
Don Javier: a la vista de este artículo del Código Penal español, yo pregunto: ¿quién autorizó la lidia de los toros en la plaza de El Bibio de Gijón? ¿La lidia es tradición? ¿No es tradición y necesidad también que haya comida para todos y todas, y en la Asturias que usted gobierna tenemos millones de personas pasando hambre, mucha hambre? ¿Lo ha pensado usted, señor Fernández?
De los toros u otros animales es muy posible que sepamos muy poco, pero lo que sí está claro es que ante el maltrato sus cuerpos sufren el dolor –recuerdo las declaraciones de una señora a este periódico (lamento no recordar la fecha) en las que decía que había ido a presenciar una lidia de toros y que salió angustiada de la plaza porque, decía, los «quejidos» del pobre animal eran como lamentos de inmenso dolor–. La buena señora, angustiada al ver el sufrimiento tan atroz del pobre animal, le había dicho al periodista que jamás presenciaría otra lidia de toros.
Para terminar, recordarles a los representantes de la Iglesia católica más arriba mencionados que lo que ellos y la Iglesia representan es la piedad y no el martirio. Muchas gracias.
Sabino Álvarez Pazos
Mieres
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