El señor alcalde falta a su palabra
Lo que fue una gran idea terminó siendo un fiasco, en la villa de Mestas de Con, hace dos años, se volvía a celebrar el Mercáu de los sábados, el cual no se hacía desde hacía muchos años.
A casi todos los vecinos nos llenó de alegría tal acontecimiento, salvo a los cuatro aguafiestas de turno, aquellos a los que les corroe la envidia.
Comenzó su andadura el verano de 2011, pero duró menos que un caramelo a la puerta de una escuela, fue tal el éxito de los últimos mercados, los cuales organizábamos los vecinos, que como siempre fue la clase política la encargada de mandarlo al traste, quizá porque se les había acabado el protagonismo y pasaban desapercibidos.
Pero, de pronto, llega la orden del señor alcalde, se prohíbe la celebración de dicho mercado, no se presenta para dar explicaciones, sino que, haciendo un alarde de fuerza y demostrando su total ineficacia, manda a la Policía Local para suspender dicho evento «por la fuerza». Aún recuerdo que cuando se celebró el primer Mercáu acudió en compañía de las dos concejalas de su gobierno a estrechar la mano de los vecinos.
El propulsor del mismo, Jorge Sánchez, me imagino que se sentiría abochornado por la actuación de sus compañeros de partido. El Mercáu del sábado se lo cargaron la concejala de Urbanismo y el jefe de Obras, las dos personas más incompetentes del concejo, la primera está ahí gracias a la ley electoral, el segundo ocupa el cargo gracias al «sistema tan democrático», así nos luce el pelo en este país.
Señor González Castro, recuerdo cuando públicamente y a un medio de comunicación usted prometió que se volvería a celebrar el Mercáu, pasó 2012, y nada, pasa 2013, y más de lo mismo, sin duda y, desgraciadamente, usted nos dio su palabra «de político», ha perdido toda su credibilidad, creo que está más pendiente de actos festivos y banquetes que de dar soluciones a los problemas de los ciudadanos.
Desde su llegada a la Alcaldía no se percibió nada nuevo, cometió el error, o careció de valor para realizar una auditoría al alcalde saliente, tampoco investigó las supuestas irregularidades cometidas por dos funcionarios que fueron denunciadas hasta la saciedad, y un largo etcétera, en realidad, ya no extraña a nadie que los políticos se protejan, pues están todos «pringados».
Dentro de poco cambiará de táctica, volverá por los pueblos hoy dejados de la mano de Dios para buscar votos, pero se encontrará con las puertas cerradas; al paso que vamos se tendrán que votar entre ustedes y «sus beneficiarios», sin duda, a usted no lo vamos a recordar por ser un alcalde eficiente, sino por ser «un alcalde de paja».
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