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Alarma en la sanidad asturiana

4 de Septiembre del 2013 - Jesús Alonso Penelas (Vegadeo)

¿Qué le parece este titular, señora Carcedo? Bajo otro muy similar, «Luces de alarma en la sanidad pública española», publicado en este mismo periódico el 22 de agosto de 2013 y firmado por la señora diputada del Partido Socialista Obrero Español doña María Luisa Carcedo, se esconde una vez más el derecho que algunos ungidos se otorgan para manipular, engañar, mentir y enredar a la sociedad, pero cada día son menos los ingenuos que les hacen caso.

Pero es que no salgo de mi estupor ante la desfachatez mostrada por los telepredicadores de la izquierda entre los que la incluyo a usted, a los cuales se les llena la boca con palabras que, lejos de conocer su significado, puestas en sus labios son un insulto para el resto de la sociedad y, de forma especial, para los asturianos, que estamos soportando a un puñado de malos gestores, amén de nefastos administradores.

Señora Carcedo, cuando quiera alarmar a la sociedad asturiana busque otras excusas, mire en el entorno de su partido, pues aquí las luces ya se fundieron de tanto tiempo que llevan encendidas, las alarmas están zumbando desde hace muchos meses, cuando su compañero de partido el señor Faustino Blanco González, que –no sé si usted lo sabe– es el consejero de Sanidad del Gobierno del Principado de Asturias, bueno, o por lo menos cobra un buen sueldo por llevar ese cargo escrito en la tarjeta de visita, ya que entre sus facultades está al parecer la de abandonar a su suerte a los pacientes que deberían ser atendidos por la sanidad que entre todos nos pagamos, no es un donativo que nos hace la izquierda progresista, es un derecho adquirido con el paso del tiempo por los ciudadanos y una obligación otorgada y reflejada en la Constitución española, la de todos.

No puede usted, desde su atalaya de cristal, erigirse en la solución a los problemas que atañen a nuestra sociedad, cuando usted y los miembros de su partido son los que desde hace décadas nos llevaron a este callejón sin salida, mientras ustedes siguen parasitando de cargo en cargo, pues al parecer nacieron ungidos con el don de ocupar ciertas poltronas para las que sólo ustedes están preparados, no me cabe la menor duda de que algunos/as diputados/as, senadores/as son simples adornos florales o quizá mejor diríamos okupas, eso sí, bien remunerados; ustedes no padecen ni las restricciones, ni la crisis ni mucho menos el abandono sanitario.

Pero ya que usted nos habla de sanidad, vamos a hablar de sanidad, pero de la nuestra, de la que nos afecta a los ciudadanos de a pie, Asturias sin ir más lejos, por dónde prefiere que empecemos.

Por las mentiras dichas en sede parlamentaria por un cargo público con rango de consejero, hablo del señor Faustino Blanco González (mes de abril de 2013), sobre la negativa a suministrar a los pacientes con cáncer de próstata ciertos fármacos que mejorarían su calidad de vida, el acetato de abiraterona entre otros, esto que están haciendo en Asturias se llama holocausto sanitario, no le dé más vueltas; aunque pueden seguir mirando para otro lado, ésta es la cruda realidad de la izquierda progresista, la de la igualdad de oportunidades, eso sí, como siempre, de boca para fuera.

Prefiere que hablemos de las restricciones farmacológicas para cuadrar las cuentas de una Consejería, administrada de forma temeraria e irresponsable con el apoyo de la otra cuadriga de la izquierda, la cual se pone de lado ante las denuncias de la ciudadanía.

Me permito recordarle que no estaría de más que hablemos de la dejación de funciones de un consejero.

Claro que podíamos hablar también del agravio comparativo en la sanidad asturiana.

O, quizá, de la discriminación sanitaria que sufren algunos pacientes por parte de la sanidad que mal dirige el señor Blanco, todo esto sin salir de la región, y lo hago con conocimiento de causa.

Usted y los miembros de su partido están inhabilitados para ejercer cualquier crítica a nadie; ustedes llevan décadas «desgobernando» Asturias, dilapidando fondos públicos a espuertas, creando pobreza y miseria. Ustedes son unos malos charlatanes de feria, carentes de principios, que su único eslogan creíble es aquel que dice: «Aquí vale todo».

Ahora, yo me pregunto: cómo se puede tener la cara tan dura para salir a los medios a criticar lo que hacen otros cuando en tu propia casa eres cómplice necesario o pasivo de las resoluciones que el Gobierno de Asturias está tomando.

Claro que, tras ver el espectáculo que tienen montado en el concejo de Cudillero, uno ya no debería de sorprenderse de nada, o quizá sí, vaya usted a saber cuántas cartas les quedan en la chistera; es mi deseo que cada día que pasa sean menos los tontos útiles a su causa; están ustedes abandonados a su suerte y viajan cuesta abajo y sin frenos.

Dicen los viejos lobos de mar que el fiero Cantábrico más pronto que tarde terminará por devolver a la playa los restos del naufragio, espero que para entonces algunos podamos contemplar la pleamar de la marea.

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