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Cardenal Gregorio María Aguirre, en el centenario de su fallecimiento

7 de Septiembre del 2013 - Enrique Álvarez Areces (Madrid)

El día 9 de octubre de este año 2013 es la fecha en la que se cumple el centenario de la muerte del cardenal leonés D. Gregorio María Aguirre García, que fue Arzobispo de Toledo-Primado de España entre los años 1909 a 1913. Sus restos mortales descansan en la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo, al inicio de la girola de esta imponente edificación de estilo gótico, y su imagen preside la Sala Capitular, junto a los cardenales que han desempeñado su cargo en la Archidiócesis toledana.

D. Gregorio María Aguirre nació en la localidad leonesa de La Pola de Gordón, Diócesis de Oviedo, el día 12 de marzo de 1835, siendo bautizado el 14 de marzo en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de la villa de Gordón. En su infancia estudió en su pueblo natal en el colegio de San Antonio de la villa de Gordón, hasta que a la edad de 15 años pasa a realizar estudios de Teología y Filosofía en el Seminario de San Froilán de León.

Posteriormente ingresa en la orden mendicante de San Francisco de Asís y toma los hábitos como franciscano en el convento de Pastrana, en Guadalajara, ordenándose sacerdote en el año 1859 y siendo profesor y rector de varias Escuelas Teológicas de su orden en España; Consuegra, Pastrana, Puebla de Montalbán son algunos de los lugares donde imparte sus conocimientos. Los Franciscanos le conceden el título más honorífico que posee la orden y lo nombran Lector perpetuo en Teología y Cánones, al mismo tiempo que Definidor Honorario. Y en 1861 preside un viaje misionero a Manila.

A los 50 años de edad, el 27 de marzo de 1885, es nombrado por el Papa León XIII obispo de Lugo y tres años más tarde, en el año 1888, ordena construir al arquitecto lucense Cobreros el nuevo Seminario, siendo aún hoy uno de los edificios mas emblemáticos de la ciudad de Lugo.

Tras nueve años en la Diócesis gallega, en la que realiza una destacada labor pastoral, el Papa León XIII lo nombra arzobispo de Burgos, cuyo Seminario es elevado a la categoría de Universidad Pontificia por Fray Aguirre, será además administrador apostólico de Calahorra-La Calzada desde el año 1899.

El 15 de abril de 1907 Pío X lo nombra cardenal, dos años después ocupa la Silla Primada de Toledo y en 1911 es nombrado Legado Pontificio para presidir el Congreso Eucarístico Internacional de Madrid.

El Cardenal Aguirre fallece en Toledo el 9 de octubre de 1913 y recibe cristiana sepultura en la Catedral Primada de Toledo, que le dedica recuerdo en su lápida funeraria, en la que se lee:

«Jesucristo, Alfa y Omega. Aquí en el trono de su honor, está enterrado Gregorio María Aguirre García, de Pola de Gordón, Diócesis de Oviedo, de la Orden del Seráfico Padre San Francisco, Obispo de Lugo y de Burgos, Arzobispo Toledano, Primado de las Españas. Patriarca de las Indias Occidentales. Cardenal Presbítero del título de San Juan Apóstol ante Portam Latinam. Insigne por su santidad de vida, por su celo apostólico, por su fiel sumisión a la Cátedra de Pedro y por su don de consejo y caridad. Fue verdadero ejemplo de su grey. Murió el día 9 de octubre del año 1913 a la edad de 78 años y a los 28 de su Pontificado. ¡Cristo te haya en la paz!»

Como buen franciscano, a los pobres destinó todos sus bienes; al decir del padre Escobar, «ordenando que después de su muerte se subastasen, como en realidad se hizo, pues los contados recuerdos que conserva la familia: una pluma y su palillero, una imagen de la Santísima Virgen, y pocas cosas más, fueron adquiridos en la subasta, pagando lo que la licitación dio de sí».

Su sobrina Matilde Aguirre, a la que recuerdo con gran cariño, pues fueron muchos los inviernos que junto a su brasero pasábamos horas escuchándole contar anécdotas e historias de su tío y de la misma vida, pues era una joven de 90 años, conservaba con cariño en su confortable casa algunos objetos religiosos del Cardenal que pudo guardar y que transformaban su salón en un lugar inusual y especial.

Las Instituciones Civiles y Religiosas de La Pola de Gordón deberían ser sensibles a esta importante fecha y conmemorar el centenario del fallecimiento de su hijo más Ilustre y que, como reza la lápida de 1908 que se encuentra en la iglesia parroquial de La Pola, es «Honra y Gloria de esta Villa».

Esperemos que así sea y que el próximo miércoles 9 de octubre de 2013, fecha en la que se cumplen cien años de su fallecimiento, sea recordado como un día en el que la localidad de La Pola de Gordón recordó y rindió justo homenaje a una vida de entrega y sacrificio de un hombre de la montaña leonesa que fue cardenal de la Iglesia católica.

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