Al presidente del Principado
Querido Javier:
Empiezo esta carta con un comienzo clásico que quiere ser amistoso, y lo primero que quiero es explicarte que el tuteo no es por falta de respeto al cargo de presidente del Principado, sino porque esta carta va dirigida más bien a la persona que está, sin duda, detrás del puesto que ocupas.
He leído en la prensa que andáis por prohibir fumar en las marquesinas de los autobuses y por prohibir la venta de alcohol a menores de 18 años. Ya imagino que no vais a hacer una ley sólo para esas dos nimiedades, sino que lo que se trata es de endurecer un poco más el acceso al tabaco y al alcohol, o sea, que supongo que la ley es algo más amplia de lo que ponen los titulares.
Y sobre eso quiero hacer una reflexión que quizá tú ya has hecho, pues me dicen que eres persona racional. Bien por las medidas de protección de la salud, pero, como en todo, hay que procurar no salirse por el otro lado del desierto. El tabaco y el alcohol son dos drogas admitidas en nuestra sociedad, no en otras como sabes, donde, por ejemplo, se fuma hachís y se penaliza con cárcel el alcohol; es decir, es un problema social.
Si se trata de proteger la salud, supongo que, además de las marquesinas de los autobuses, habrá que pensar en prohibir el tabaco en cualquier lugar y momento donde se concentre gente: estadios de fútbol, escaparates en rebajas, estaciones de tren o buses, a la puerta de los bares y de las oficinas públicas, a la salida de misa los domingos, en las colas, en los «botellones», en las manifestaciones, en las bodas... en fin, no te envidio la tarea de hacer el listado porque seguro que se te olvida algo y te van a poner a parir por ello.
Si también es un problema de salud, imagino que no se trata de utilizar la ley para perseguir aún más a nuestra juventud en paro, sin pelas para pagarse un cubata en un bar de copas, ¿por qué hasta los 18?, ¿por ser la mayoría de edad? Sabes, como yo, porque aún te acordarás, que no siempre fueron los 18. En fin, los mayores de 18 no nos vamos a sentir, espero, marginados por ello, así que, por favor, no nos lleves hacia una nueva época de la ley seca. ¿Sabes lo que realmente me da pena? Llevamos mareando con estos temas años ya, cambiando poco a poco de criterio, y todavía no se toman las medidas para que la gente haga un consumo responsable. En mi época el alcohol no estaba prohibido (sí lo estaba la libertad de pensamiento), mis coetáneos y yo nos iniciamos en el consumo del tabaco y del alcohol en el seno de una comunidad que nos vigilaba, nos toleraba y nos controlaba; aunque cogimos alguna mangada, nunca conocí amigos que practicaran el coma etílico, de moda ahora entre gente que no sabe iniciarse en el consumo de sustancias como las que estáis legislando, no sé bien con qué objetivo final.
¿Sabes lo que me preocupa? La enorme cantidad de restricciones a distintos tipos de libertades que nos van invadiendo de la mano de nuestros legisladores, que parecen carecer de proyecto alguno de futuro y se dedican a tomar medidas, pienso yo que más que sospechosas: se parecen demasiado a esa sociedad victoriana donde se nombra ciudadano ejemplar a un depravado asesino de chicas indefensas («Confesiones verdaderas» hace unos días en la Sexta. ¿La viste?).
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