El mono de Picardo
La arrogancia y la chulería de Picardo están llevando la cuestión del peñón de Gibraltar a unos extremos verdaderamente peligrosos. Bloques de hormigón a la mar, insultos y provocaciones a nuestras fuerzas policiales por parte de las inglesas que, para mayor recochineo, practican el tiro teniendo como blanco nuestra bandera, motivos y ofensas suficientes para que el Gobierno español ya hubiera plantado cara al inglés, seriamente. Pues no. Rajoy mantiene una actitud pasiva y blandengue, como hace con todo lo demás que preocupa a la ciudadanía. La sedición catalana, por ejemplo, que hasta se ha solidarizado con Gibraltar en su locura independentista y odio a España. Una España que hoy, además de una ruina económica y política, es la mofa y la befa de unos y otros, en casa y fuera de ella. Y todo porque los gobiernos habidos hasta ahora no han dado la medida ni supieron estar en su sitio, nacional e internacionalmente.
En lo que respecta ahora al problema de Gibraltar, este Gobierno y el anterior la defecaron bien. Zapatero, por mandar al Peñón a su ministro de Exteriores en plan bonachón. Y Rajoy, por su pasividad y andar con negociaciones con un don nadie, como lo es ese cagueta de Picardo. De Madrid a Londres, a cara de perro. Por cierto, ¿qué hace el «trillado» embajador Trillo, el del «Yakovlev 42»? Y obligada, más aún, esta otra pregunta: ¿y qué hace el Rey ante esta agresión inglesa en Gibraltar? Lo de siempre. Mirar para otro lado, como si no fuera con él la cosa. Pues no, como Jefe de Estado tiene que dar la jeta y jugarse, si es necesario, la Corona. En este caso, plantando cara a su parienta, la reina Isabel, y decirle que meta en cintura al payaso de Picardo, que se saquen del mar esos bloques de hormigón, que mucho están perjudicando a nuestros pescadores, e iniciar unas serias negociaciones sobre Gibraltar, que es y será siempre español, aunque hoy lo ocupen monos de dos y cuatro patas.
Y ante esta actitud hostil y ofensiva de Inglaterra y el payaso que allí tiene de gobernador, que se les corten todos los suministros que reciben de aquí, como lo son el agua, la energía eléctrica, el teléfono, los alimentos, etcétera. Y a los ricachones de Sotogrande y Marbella, que tienen aquí sus empresas y sus negocios y se llevan las perras a ese paraíso fiscal de Gibraltar, meterles mano y acabar de una vez con una situación que más que irregular se puede calificar hasta de mafiosa. Sí, un bloqueo total a esa colonia de simios, de dos y cuatro patas, y el mono de Picardo que se rasque las pulgas y se vaya al carajo.
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