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Sobre el porfolio del Pote

15 de Septiembre del 2013 - Faustino Suárez Fernández (Sotrondio)

Me gusta leer todos los años el porfolio de las fiestas del Pote en Santa Bárbara (San Martín del Rey Aurelio) puesto que siempre hay alguna cosa curiosa, alguna anécdota, algo de tiempos pasados... En el de este año 2013, hay un artículo sobre el Cristo de la Paz, que está en Brañiella, en la Hueria de Carrocera. Es un artículo que cuenta una historia, pero lo cierto es que es una historia que no ocurrió así ni de lejos, y poco importa que la culpa sea de quien la cuenta o de quien la escribe, ya que unos oyeron campanes y otros, parece, no contrastaron; cosa sencilla pues lo cuenta Severino Antuña González en «La Güeria. Memoria de un Valle» (2006), pagina 271, editado por la Asociación Amigos del Valle de la Hueria.

Yo nací en Brañiella, así como mi familia materna hasta, al menos, mis tatarabuelos. Es por ello que esta historia, la del Cristo y el Xastre, la oí contar infinidad de veces y a muchos vecinos diferentes, pues todos los de Brañiella conocen esta historia perfectamente.

Veamos. En los tiempos de la Guerra Civil, alguien, no se sabe quién o quiénes, ante el temor a que la capilla que lo albergaba pudiese sufrir daños se llevaron el Cristo, es decir, la imagen del Cristo crucificado –que es la misma que hoy, pero con una cruz de menor tamaño– hasta La Quemá, un pequeño caserío a menos de un kilómetro de Brañiella. Aquí vivía José Castaño Valdés, conocido como el Xastre por su profesión, personaje peculiar donde los haya, oriundo, parece, de la parte de Sotrondio y que estaba casado con Pepa. Conocida su gran devoción por el Santo le dejaron la imagen a la puerta de casa por la noche y cuando, a la mañana siguiente, el Xastre se levantó y lo vio comenzó a dar grandes voces diciendo: «¡Padre!, ¡has venido a verme!, ¡has venido a refugiarte a mi casa!». Vaya, que creyó que el Cristo había llegado allí por sus propios medios. Aquellas voces, oídas desde todos los puntos de Brañiella, y especialmente desde mi casa familiar, hicieron que todos en Brañiella supieran perfectamente dónde estaba el Santo. Y allí siguió hasta que una vez terminada la guerra volvió a la capilla, que nadie había tocado, ni incendiado ni ultrajado. Lo que sí ocurrió fue que tras el fin de la guerra en Asturias las huestes del católico Caudillo molieron a palos al pobre Xastre porque cuando le preguntaron si sabía de algún fugáu les mostró la imagen que tenía en su casa y sabido es que aquellos individuos no tenían mucho sentido del humor. Y ya que estaban, pues poco tiempo después también molieron a palos a una hija, le quemaron la casa y todas su pertenencias porque suponían que había dado cobijo a algún fugáu seguro que pensando en aquello de «Bienaventurados los que padecen persecución a causa de la justicia porque...». En lo que se refiere a la capilla, en torno a 1965 hubo de ser reconstruida, y yo como chaval del pueblo también participé, pero no fue debido a los desperfectos de la guerra o de las Hordas Rojas, que diría D. Luciano, sino por las labores mineras de la Duro que hicieron pisar el terreno.

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