Ratas en Santo Domingo
Como los habitantes de la ciudad de Hamelín, en la que los Hermanos Grimm describieron la invasión de ratones, una fábula o leyenda acaecida en esa ciudad alemana el 26 de junio de 1284, así nos sentimos los vecinos del barrio ovetense de Santo Domingo, pues en los tres años que llevo viviendo aquí jamás había visto tantas ratas deambulando por la calle a sus anchas. No hay negocio, bar o tienda que no haya recibido la visita de alguna de ellas. Roberto, propietario de una pizzería, escoba en mano, corrió por la calle Fernando Alonso tras ellas hasta la calle San Pedro Mestallón. Media hora más tarde, estaban de nuevo a la puerta del local pidiendo pizza argentina. Unos dicen que las obras de la antigua estación del Carbonero obligan a las ratas a huir de allí. Otros dicen que el Ayuntamiento ya no echa veneno. Quizás estén de vacaciones, pero de lo que sí estamos seguros es de que no las queremos en nuestro barrio. Por favor, señores del Ayuntamiento, hagan algo y pronto. Los vecinos estamos pensando en patrullar las calles con escopetas de perdigón, y puede haber una desgracia, pues somos muy mal tiradores, y tampoco tenemos el teléfono del flautista de Hamelín.
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