La España gibraltareña
Nada más patriota gibraltareño que el ayuntamiento de Tarifa (Cádiz), a 44 kilómetros, donde están las dunas de arena protegida de Valdevaqueros, que desde hace años con piedras y áridos están ayudando a crecer la superficie del Peñón y sus aguas jurisdiccionales sobre un mar supuestamente español. Porque ese ayuntamiento --aviso al presidente Rajoy y a su Ejecutivo, por si aún no lo saben--, está gobernado por el PP, como otros muchos de donde se extraen los áridos para hacer un Gibraltar más amplio. De los once concejales del ayuntamiento de Tarifa, siete son del Partido Popular.
Analizada la permanente ampliación del Peñón, gracias a esas rocas, arena y cemento que le están vendiendo los españoles (se dice, que un millón de toneladas desde 2010), aquél antiguo y noble grito de: ¡Gibraltar español! debería convertirse ahora en éste más certero de: ¡España, gibraltareña!
La descrita situación tiene, no obstante, cierta explicación: decenas de miles de habitantes del Campo de Gibraltar y de ayuntamientos próximos, viven de la Colonia británica, de venderles comida a sus cerca de 30.000 habitantes, chalés en Marbella y del contrabando de infinidad de productos.
Por otra parte, Técnicos de Hacienda (Gestha), consideran que lo que está ocurriendo en Gibraltar es una gran "hipocresía" y un acto de "cinismo", porque España surte al Peñón de los productos con el que luego se hace el contrabando. Así, precisan, que España le vende a Gibraltar el tabaco y los derivados del petróleo, entre otros, sin IVA ni impuestos especiales, que luego las autoridades gibraltareñas utilizan en las gasolineras flotantes: como se conoce al llamado "bunkering".
Según el portavoz de los Técnicos de Hacienda, el tabaco y los carburantes se venden sin IVA, porque Gibraltar no está en el ámbito de aplicación del Impuesto sobre el Valor Añadido, igual que Canarias, Ceuta y Melilla. Por este motivo, los gibraltareños pueden vender después el tabaco mucho más barato, con el que se hace el contrabando y también suministran a los barcos un combustible más económico desde gasolineras flotantes.
Por diversas razones más, a muchos poderosos españoles que usan la Roca como paraíso fiscal, no les preocupa que se lancen al mar bloques de hormigón para seguir usurpando territorio y aguas de España. Esa acción, más que una afrenta patriótica para algunos es solo una simple contrariedad comercial; hay proveedores españoles de bloques de cemento que, dicho sea de paso, tienen carnet del PP, y están muy irritados porque aún no los han cobrado.
¿Qué se puede pensar de todo esto, presidente Rajoy?
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