La defensa de las vegas y la limpieza y dragado de los ríos
Las intensas lluvias de los meses de invierno han provocado que los ríos, en su mayoría, se hayan desbordado de sus cauces, arrasando muchas tierras de labor de las riberas y dejando otras al borde de su desaparición. Pero este contratiempo, seamos serios, no es solo consecuencia de los temporales, sino del abandono y la falta de previsión con la que se ha actuado a lo largo de los últimos años.
Porque es donde vivo, me voy a ceñir a la ribera del Narcea.
Durante los meses invernales, el Narcea ha causado destrozos, especialmente en las vegas de Alava, San Justo y San Bartolomé, donde las aguas han arrasado la pista que daba acceso a la pasarela de La Llonga, amenazando seriamente con dejar dicha pasarela y la escollera en seco, amén de partir la vega en dos. En esta vega, con un poco de previsión por parte de quien corresponda, se hubieran evitado los destrozos, pero a quienes nos gobiernan poco les importan los habitantes de estas tierras, de otra manera no se explicaría que las fértiles vegas que van desde Pravia a Soto de los Infantes se encuentren en las condiciones actuales.
Durante los últimos años, a lo largo de esta ribera se han hecho obras mal programadas o inconclusas, por un quítame allá, que hoy tienen como consecuencia que lo gastado no sirva para nada y que en el contexto actual poco o nada se va a hacer para subsanar los errores cometidos.
Por otra parte, han pasado años en los que no se ha realizado ninguna limpieza en las orillas, ni se han dragado los múltiples islotes de sedimentos que se formaron a lo largo del río, por lo que a poco que llueva el río sube y como los cauces están tupidos el río se desborda, comiéndose lo que hay a su alrededor.
Con unas vegas dedicadas en su mayoría a monte bajo, más de uno se tendría que poner colorado, máxime cuando en Asturias tenemos más de 100.000 parados.
Con la adecuada explotación de las vegas y un riguroso aprovechamiento salmonero de nuestros ríos sería lógico pensar que en estos pueblos el paro no existiría. Sin embargo, con políticos totalmente desacertados nos encontramos con que los pueblos ribereños que deberían brillar por su esplendor económico hoy se encuentran totalmente deprimidos y al borde de la desaparición. Tal parece que los pocos que nos hemos resignado a vivir en ellos somos poco menos que apestados; no hay otra explicación para el abandono en que se encuentran sumidos estos territorios.
El montón de escombros de La Rodriga, las pilastras abandonadas de las Casas del Puente, los innumerables baches de la AS-15, el abandono e improductividad de estas fértiles vegas son el mejor exponente de la ineptitud de quienes tienen la responsabilidad de dirigir esta región.
Mientras, ellos, los políticos, de todos los partidos sin excepción, se entretienen con dietas, kilometrajes, etcétera, que es lo que les importa, hasta que lleguen nuevos comicios.
Así las cosas, estos políticos, no lo digo yo, lo dicen las encuestas, ya no representan a casi nadie. Recapaciten y ahora, que empieza el curso, pónganse a trabajar por esta región.
José Manuel Rodríguez Antomil
San Bartolomé (Belmonte de Miranda)
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