Clase política
Resulta que a la señora Elena Valenciano no le gusta el término «clase política», y mantiene que no son una clase, sino políticos, a secas. No creo que dicha señora lea nunca este escrito, pero si así fuese, me gustaría que explicase cómo no considera «clase» o mejor dicho «casta política» a unas personas que, a pesar de esta crisis que padecemos y sus gravísimas consecuencias, gozan de unos privilegios de los que no nos beneficiamos el resto de ciudadanos. Por ejemplo:
Ser aforados, cobrar dietas por acudir al trabajo (a veces incluso libres de impuestos), viajar en coches oficiales, acceder a puestos bien remunerados sin haber pasado una oposición ni prueba alguna de capacitación o cualificación (basta el carné del partido de turno), viajar en clase de lujo, no estar afectados por ERE (si dejan un cargo se les asigna otro parecido o mejor). Su compañero el señor Griñán deja un cargo por motivos familiares, lo que no le impide ocupar un asiento en ese órgano inútil que se llama Senado. En fin, para qué seguir...
Si, efectivamente, la bien llamada «casta política» quiere lavar su nombre, tendrá que ir pensando sin pérdida de tiempo en prescindir de todos estos privilegios (que afectan a todos los partidos) e ir acercándose a la dura realidad que vivimos los ciudadanos de a pie y que a ellos no parece afectarles, para que no haya agravios comparativos. ¿Le habrá quedado claro?
María del Pilar Guerra León
Oviedo
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