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PP: crisis de empresa

23 de Septiembre del 2013 - Ángel Lozano Heras (Oviedo)

Ni se os ocurra entrar en mi despacho. Era una de las reglas del jefe Luis B. Pero es que el teléfono había sonado más de veinte veces, y seguía resonando. Luis B. tenía averiado el contestador automático, lo que sí le funcionaba era una cámara web de vigilancia, panorámica, oculta en la lámpara del techo. Así contado –sic– parece sacado del relato «El hombre de enero», de David Mitchell, en «El bosque del cisne azul negro», novela best seller del verano.

Y al fin entraron en la oficina del ex tesorero los seguratas del PP, los técnicos informáticos y los mandamases del partido para ver el misterioso contenido de los ordenadores. Como resulta que el PP es una empresa de Informática, S. A., tomaron la decisión empresarial de acceder a los ordenadores. Y los informáticos peperos despachurraron los ordenadores, discos duros y demás tripas de los portátiles de Luis Bárcenas. Estas computadoras, según el ex tesorero, guardaban secretos inconfesables de sus cuentas en negro, listados de los beneficiaros de sobresueldos, visitas e imágenes de constructores-empresarios con sus donaciones suculentas, etcétera...

Borrar los ordenadores de Bárcenas fue una decisión empresarial. Así lo ha explicado Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta ¿del consejo de administración del PP? Sólo las empresas toman decisiones empresariales, ha dicho. Parece sacado tal cual de una novela de David Mitchell o de un cuento para niños. ¿Nos creeremos esas milongas?

Una empresa, el PP, que actualmente y con demasiada frecuencia se la ve con los juzgados, en la sede del Parlamento y en los medios de comunicación por corrupción, casos Gürtel y Bárcenas, o caso Nóos, por delitos atribuidos a Camps y Barberá: malversación continuada, prevaricación, fraude a la Administración y falsedad en documento oficial. Y como colofón tenemos la descarada incompatibilidad del presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos. Aquí el PP, sea partido o sea empresa, sí que tiene crisis y gorda. ¿Cómo podrá solventar Rajoy tanto barullo judicial y político, y cabalgar mentira tras mentira, viendo cómo sus coartadas van quedado continuamente desmanteladas?

Ahora nos enteramos de que el PP, el partido de la gaviota azul, es una empresa, con beneficios. Pero el caso es que esta organización empresarial, el PP, está subvencionada con dinero público en un 94%. El otro 6% ya sabemos, intuimos por Bárcenas y Gürtel, de dónde puede provenir.

Tras la declaración de Sáenz de Santamaría del borrado por decisión empresarial, lo único que esperamos es que la justicia pida al PP los requisitos que se exigen a toda empresa. Y de paso los ciudadanos reaccionemos y nos enteremos de qué va el negocio pepero. El principal fin del Partido Popular es el lucro de sus accionistas, dado que son una empresa que adopta decisiones empresariales. Empresa que está repartiendo enormes beneficios, indemnizaciones, becas de alojamiento, sobresueldos y asignaciones monetarias, por actividad empresarial-política, pagos por responsabilidades en cargos. Solamente en cinco años cerca de un millón de euros más ha cobrado el presidente Rajoy, según las propias cuentas del partido presentadas al juez Ruz. Y así, durante años, la gran mayoría de los directivos del partido-empresa.

Gran parte de los expertos (informáticos y jurídicos) cree que la destrucción de los discos duros, sin haber ejecutado una copia de seguridad de la información empresarial contenida en ellos, vulnera el Código Penal en varios artículos.

Como en la novela de D. Mitchell, el buró de Bárcenas en la sede central del Partido Popular olía aún a billetes de banco, un olor a papel, pero también a metal. Nadie escuchó el sonido del teléfono sobre la mesa de roble, que ya llevaría treinta timbrazos. Maricospe no los oía porque estaba muy embebida en su oficina de arriba, probándose nuevas peinetas y mantillas negras para la próxima visita al Papa Francisco I. Mariano Rajoy y Santamaría estaban fuera de la sede, muñendo en la Moncloa las estrategias contra Bárcenas. Las empleadas de la limpieza, con la aspiradora a tope, y los trabajadores administrativos tampoco escuchaban nada porque tenían a pleno funcionamiento la trituradora de papeles. El que sí oía el ruido del aparato era Arenas, que estaba dentro con los informáticos; pero no lo descolgaban porque intuían escuchar la voz de Bárcenas, o del juez Ruz o de la Policía. Se imaginaban lo peor: que esa voz les conminara tajantemente a que no se les ocurriera manipular los PC.

Los portátiles del ex tesorero pasaron de ser robados a estar custodiados y por último a estar vacíos. Pero M. D. de Cospedal había declarado ante el juez que seguían «custodiados» en la sede de Génova. Ya a finales de junio pasado el juez Ruz se encontró con la misma historieta. La formación conservadora informó al magistrado de que los libros de visitas se destruyen todos los meses en cumplimiento de la legislación de protección de datos. Cospedal es responsable, con o sin la autorización de Rajoy, de la decisión de borrar el contenido de los ordenadores.

Y Sáenz de Santamaría recalca: «No hay crisis de Gobierno». Ahora no estamos en esto. Pero sí lo está su empresa, el PP. La caída en picado de los votantes populares, según los barómetros de agosto, es bestial; el paro nos sigue matando, las reformas laborales están resultando inútiles y dolorosas, la economía familiar naufraga y el crecimiento del país es nulo.

Encima del escritorio estaban los ordenadores, ya destripados. Seguía sonando ruidosamente el teléfono, que era rojo como el de las alertas nucleares y de botones, no de disco como los normales. Al final, después de cincuenta timbrazos, alguien cogió el auricular: «Me parece que se ha equivocado de número, señor». Esto es una empresa, no un partido político.

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