La Nueva España » Cartas de los lectores » El barniz del paleto

El barniz del paleto

23 de Septiembre del 2013 - Nicanor Prendes Rubiera (Madrid)

Es infrecuente encontrar un libelo con tantos errores y tan deficiente en sintaxis, ortografía y redacción, además de estilo, y en tan poco texto, y tan mal escrito.

Así, Faustino Suárez Fernández contesta a un artículo, de tinte humanista, amable, de lectura simpática y trasfondo didáctico (acaso moralista) con una serie de improperios, descalificaciones, dogmatismos y rancia pedantería que invitan a una reflexión sobre la naturaleza humana de algunos individuos, de Sotrondio.

En primer lugar responde e inquiere cuestiones que no aparecen en el texto original. Establece intransigentemente- como si él hubiera estado allí, un discurso correoso y casposo, basado en una genealogía materna, en una trasmisión oral y en un texto de un autor local que detalla una anécdota, eso sí, con la inquietante sentencia de han oído campanes confundiendo responsabilidad con culpa (¡una joya el chico!). Acaso habría que preguntarle si él ha escuchado, en esta anécdota del cristo de la paz, sólo esquilas

Y lo más curioso es que, además, se contradice. En su pésima redacción, en la que descalifica a D. José Castaño, tildándole poco menos que de cretino, sitúa el Cristo en la capilla una vez terminada la guerra no especificando si lo lleva el sastre, sus misteriosos amigos o, acaso, va por su propio pie, o cruz (el Cristo). Aunque a renglón seguido y obviamente después- lo vuelve a situar en la casa cuando las oscuras huestes del católico caudillo le interrogaron, por ¿colaboracionista con los fugaos? (¿a quién interrogaron, al sastre, al Cristo, a los amigos del sastre y del cristo?) moliéndole a palos (¡a un meapilas como el sastre!). ¿En qué quedamos, el Cristo estaba ya en la capilla o en la casa del sastre? ¿Acaso el buen sastre hizo una réplica en los oscuros años de la guerra y devolvió un falso Cristo? ¿O fue el Cristo, de nuevo él solito, a ver a su amigo el sastre, y allí le sorprendió la guardia fascista, mientras degustaban un café? ¿O es que los fugaos se tiraron al monte antes de que terminara la guerra?, ¿acaso era prefugaos?

Claro que el mozalbete Faustino, y todo el pueblo según él siempre-, le oyeron, bien a pesar de vivir en una casona apartada (que no caserío, que eso es del país vasco o Navarra), dar la bienvenida a su Cristo por la alegría suponemos- del milagro de caminar (eso ya lo hizo aquel en vida, y en un lago, que hay que leer la biblia, Faustino).

Y acaba el folclórico de Faustino dándonos lecciones de geotecnia y cimientos.

Propongo que se haga una colecta, para Faustino Suárez, (a iniciativa de la parroquia, o alguna ONG, o el ayuntamiento, etc.) para que se le compren los libros de texto, de gramática, un apéndice de semiótica y otro de caligrafía, así como los diccionarios y demás útiles para su correcta formación. Es lo menos que se merece este prócer de las letras

Entre una historia amable y un texto que rezuma resentimiento, ignorancia, pedantería, incoherencias y un rencor desmedido, me quedo sin lugar a dudas- con la primera lectura

Cartas

Número de cartas: 46070

Número de cartas en Octubre: 8

Tribunas

Número de tribunas: 2087

Número de tribunas en Octubre: 1

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador