Espera por un tratamiento al cáncer de próstata
Prestigiosos oncólogos del Hospital Central de Asturias están recetando un eficaz inhibidor hormonal que frena las metástasis y reduce el dolor en los enfermos de cáncer de próstata. Esta medicación, llamada acetato de abiraterona, y que no está en fase experimental, es administrada gratuitamente en las tres comunidades que nos circundan, León, Galicia y Santander, y también en la medicina privada del Centro Médico, siendo la Asturias socialista y «progresista» de la que el señor Consejero forma parte la única que la prohíbe, discriminando así a los enfermos y abandonándolos a su suerte.
El jueves día 12 en el pleno de la Junta General del Principado, en una brillante y aplaudida exposición, el diputado de Foro Albano Longo pidió al señor consejero de Sanidad que explique por qué prohíbe la abiraterona. Él, después de proferir varios insultos, dijo que lo hacía para obligar a los laboratorios a bajar el precio. Los familiares de los pacientes que estábamos escuchando quedamos estupefactos. Esto se está convirtiendo en una auténtica merienda de buitres carroñeros y estómagos agradecidos que se nutren de la miseria humana: enfermedad, dolor, sufrimiento y muerte. Antes la sanidad era igual para todos, pero las nefastas autonomías nos hicieron extranjeros dentro de una misma patria. La corrupción política nos arrebató todo el bienestar social, haciéndonos retroceder a la más triste posguerra. ¿Cómo se atreven nuestros gobernantes a subirse el sueldo, con la que está cayendo, y después de haberlo rebajado dos veces a todos los demás? ¿No se les cae la cara de vergüenza? Después, claro, no hay dinero para algo tan importante como es la sanidad. Pero esto está bien pensado, porque ustedes lo tienen todo gratis y si surge un problema serio, se van a los mejores hospitales de Estados Unidos costeado por todos nosotros. Además, cada jubilado que se muera, ustedes ganan por partida doble, pues se ahorran de un golpe la pensión y el tratamiento. Son varios los pacientes que han muerto últimamente esperando por la abiraterona, y quiero que sepan tanto el señor consejero como los despiadados directores de los laboratorios, con sus precios abusivos, que son cómplices directos de estos fallecimientos, pues tanta culpa tiene el que mata como el que pudiendo evitarlo deja que la gente se muera. Ya sé que vacilan ustedes de comprar el mejor escáner y la mejor resonancia, eso está muy bien, pues trabajé muchos años en radiología y sé la importancia que eso tiene, pero ¿de qué vale saber que sufres un cáncer si después nos niegan el remedio para curarlo? La impotencia ante hechos tan graves atenaza tanto a los médicos como a sus pacientes, pero quiero que sepa que denunciaremos ante la fiscalía y todos los medios que estén a nuestro alcance este atropello.
Finalmente, quiero agradecer a los profesionales del diario LA NUEVA ESPAÑA y a los del Hospital General de Asturias su valentía, por atreverse a recetar en la clandestinidad, por su imparcialidad y su rigor con la verdad, que les llena de honra, en un mundo en el que el materialismo prima por encima de los grandes valores humanos.
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