Los animales están al servicio de las personas:
Según los defensores de los animales de nuevo cuño, el monte es de los lobos y de los osos. Los ganaderos y vecinos de los pueblos que son los que cuidaron del mismo siempre, quienes son dueños de prados y fincas dentro del mismo, que a la postre son quienes conservaron siempre los caminos, quienes en una palabra desarrollaron toda su vida dentro del monte, desde generaciones muy atrás; es más, sus casas están acopladas en el mismo monte. Y ahora alguien porque un día se levantó de un mal sueño desde su cuarto piso de la ciudad, queriendo hacerse defensor del lobito y del Osito; quieren hacer ver, que tienen que ser los hombres y mujeres de ese entorno quienes deben dejar sitio a esos animalitos ¡ya les vale!
La verdad es que dan miedo las personas que defienden con tanto ahínco a los animales salvajes o domésticos, son quienes apartan a sus mayores en residencias de ancianos, se van de vacaciones con su mascota, y la pasean como jamás pasearon a sus padres y abuelos.
Resulta que en esta vida el compañero ideal para esas personas, es un animal; porque lo pueden manejar, obligarlo a sentarse, sacar la lengua, atarlo pensando que les custodiará su cobardía y su parcela; y lo humano como no lo pueden moldear y hacer servil del mismo modo, es alguien que debe dejar paso a sus sueños de una noche de verano distorsionada.
Un perro jamás se podrá humanizar, es el dueño el que tendrá que bajar de nivel, si quiere interpretar al animal. Algunos dicen ahondando en su defensa, que logran realizar operaciones y acciones que no podrían realizarlas las personas jamás, claro, pero siempre con el direccionamiento y adiestramiento de la mente humana; un avión se mantiene en el aire, vuela, no es un animal, las personas no pueden hacerlo; no por ello, valoramos ese artefacto más allá de lo que representa.
Defiendo el respeto por todo animal, pero a diferencia de estos individuos que personifican y personalizan la defensa de los mismos, tengo claro que los animales están en este mundo para servir a las personas. Porque de lo contrario, deberíamos replantearnos toda nuestra existencia hasta el momento. Pasando por dejar de comer carne y pescado, siguiendo por no matar ningún bichito por molesto que sea, ni siquiera una mosca cojonera, ni una rata de alcantarilla, las cucarachas serian nuestras invitadas a la mesa, tampoco permitir que las sidrerías almacenen mariscos fuera de su entorno, menos luego cocerlos vivos para que las bocas de estos mismos que tanto cacaraquean, se la degusten. Bueno así podríamos seguir y seguir, replanteándonos según estos defensores de los animal, muchas cosas tan irracionales como sus planteamientos.
Es curioso el tiempo en que vivimos, los derechos de los animales están casi por encima del de las personas. Pues ¡no señor! Ya que de hacer caso a estos defensores de los bichos ¿Qué decir de las plantas? Son seres vivos también, lo cual también deben sufrir ¿tenemos que dejarlas tal y como están sin tocarlas? Y de que comeremos, supongo que de las piedras. La hipocresía, no puede adueñarse del sentido común general. Un abrazo a todos, muy especialmente a estos amigos que les importan tanto los lobos, no hay que matarlos, pero si ellos se comen las ovejas, que les den.
Para finalizar, ¡NO! al maltrato de los animales como divertimento o espectáculo.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo