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En la siembra de Martiria

29 de Septiembre del 2013 - Javier Arjona (Siero)

Llamarse Martiria, vaya gracia que les hacían de por vida en otras

generaciones. Y peor que esa vida pudiera parecerse al nombre.

A cuatro primas les colocaron ese nombre, como por deshacer enredos de la

muerte de una abuela, dos de ellas ya fallecieron, dos de las primas

siguen vivas, nacidas las cuatro en el pueblo villa de Jaraíz de la Vera

en Extremadura.

Despedimos estos días a Marti, la mayor de seis hermanos, en una rápida

transición de su cuerpo, porque en verdad lo otro, la consciencia, la memoria, ya la había perdido hace unos años, en esa terrible enfermedad del no ser, del no reconocer, del no tener percepción de la gente, de la familia, de los recuerdos.

Y en la despedida de Marti una de sus más allegadas resumía con una frase

certera: con lo trabajadora que es esta mujer.. El trabajo, intenso,

continuado, similar a tantas mujeres extremeñas y de todos los lugares,

que en esta familia se han repetido en el trabajo en el campo, en el

trabajo en la casa, en la dedicación primordial a las familias. Familias

de campesinos sin tierra, que conocieron el regadío de la Vera, que

trasladaron sus conocimientos a otros regadíos como en Moraleja, que

emigraron a otras experiencias agrícolas en Torrecilla de la Tiesa, cerca

de Trujillo, que ensayaron emigración obrera en Barcelona y regresaron a

la tierra que sabían manejar, pero siempre en la frontera de la

sobrevivencia, y haciendo además horas extras en tricotar lana, en

costurar vestidos, para conseguir estudios para la descendencia..

En esa descendencia, hijas y nietos, dispersos como tantas otras familias

extremeñas, por Madrid, por Asturias, por Japón, por Alemania, la semilla

de Marti trasciende, con esperanzas de superación de la desmemoria

traidora, compartiendo tristezas y recuerdos del buen trato, de la

dedicación amorosa, de la importancia de haber tenido una abuela tan

inteligente, pero sin ninguna oportunidad para estudiar, siempre pendiente

de otras gentes, y con muy escasas oportunidades para el disfrute,

irónicamente por ejemplo en los momentos de la jubilación del campo,

alegres por un par de viajes con el inserso, y de todas las celebraciones

tradicionales, navideñas, cuando el conjunto familiar podía volver a

juntarse brevemente, en celebración festiva.

El último calor veraniego acompañó las despedidas, y un hermoso manto de

estrellas y luna el velatorio que volvió a juntar abrazos y

autoreconocimientos de tantas tías , de tantísimos primos, y que a las

pocas horas se transformó en viento otoñal y las primeras lluvias eléctricas, que ávidamente fueron tragadas por las muy secas tierras, ocres de pastos áridos, que en rebrote otoñal y resurgir primaveral volverán a los

verdores intensos y la magnificencia de flores de los más variados

colores y olores.

La vida y la lucha continua, y se expresa por ejemplo en el grupo de

personas que sale de las oficinas de la seguridad social y corta

brevemente el tráfico, protestando contra recortes del malgobierno y

defendiendo los servicios públicos, mientras el núcleo familiar intenta

realizar los trámites burocráticos que oficializan la separación legal de

la vida de Martiria, y se expresa en la pareja de jovencitos comunistas

que van colocando pegatinas contra la mafia gobernante y a cada una

fotografían con el teléfono, seguramente que para multiplicar la imagen

por las redes virtuales.

La vida y la lucha continúan, y al nieto Víctor hoy en el colegio publico

le han explicado lo de la llegada del otoño, la caída de las hojas, y

mañana la nieta Celia ha sido invitada a la vendimia en una finca por la

zona del puerto de los Castaños, mientras la nieta Alhama sigue en su

doctorando en Alemania, y el nieto Naoki compone y elabora imágenes para su trabajo en Tokyo..y coloca fotos de sus abuelos en la red, elaborando

todas el duelo, la despedida, la siembra de Marti..

La señora, la señá Martí, nuestra madre.

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