Católicos
Con cierto estupor, he leído y releído la carta que el pasado día 15 de junio publicó LA NUEVA ESPAÑA firmada por don Julio García García, con el título "Ser católico".
Don Julio, Se le llena la boca hablando de Iglesia, hasta en seis ocasiones la cita literalmente, pero no se a que Iglesia se refiere usted, leyendo su escrito me parece que usted, igual que muchos dogmáticos, confunde la Jerarquía con el todo, y mire usted yo soy Iglesia, y tan Iglesia como lo puede ser el cura de mi pueblo, Monseñor Rouco o el mismísimo Papa Benedicto XVI. Que yo sepa de la Iglesia forman parte todos los miembros bautizados y que juntos son el Cuerpo de Cristo o Pueblo de Dios. Bien partiendo de esta base podemos empezar a discernir si la doctrina de algunos Jerarcas es correcta o apropiada, porque si la Iglesia de Base tenemos que aceptar sin rechistar las teorías del Vaticano, por ejemplo, habría que ser muy cuidadoso no nos vayan a citar a Papas tan infalibles como el Borgia, por citar uno al azar.
Si queremos ser dóciles a la doctrina y espíritu de las costumbres de la Iglesia, ojo porque le recuerdo que hasta su muerte se llevó bajo Palio a un dictador que firmaba penas de muerte y ordenaba asesinatos sin temblarle el pulso y era Caudillo de España por la gracia de Dios. Sinceramente no creo que a Dios le hiciera mucha gracia el título.
Si en la Iglesia no hubiera habido discrepancias internas y distintos puntos de vista, hoy no tendríamos como Madre a una Virgen, por ejemplo, o por remontarnos a los tiempos inmediatos de nuestro Señor Jesucristo, o no podrían formar parte de la Curia nadie que no fuera judío o tendríamos que estar todos circuncidados,
Si algo hay que reprocharle a la Jerarquía Eclesiástica es que no avanza, que no se adecua a los tiempos en los que vivimos, que se queda atrás. Por supuesto que hay que revisar muchas normas de nuestro catecismo, vamos a ver, hace cincuenta años era pecado trabajar los domingos, a parte de estar penado por la autoridad, pues bien hoy no solamente no lo es, sino que cualquier sacerdote o teólogo le dirá que si por atender una necesidad no puede uno ir a Misa un domingo ni peca ni pena. Eso es ir adaptándose a los nuevos tiempos y las nuevas costumbres.
Por otro lado yo seré Iglesia siempre que acate los dogmas y el Evangelio, pero si acepto o no a los homosexuales, si admito la disolución del matrimonio (menudo chollo tiene el tribunal de la Rota con el temita) o si a una mujer que ustedes condenan al infierno por abortar yo decido que no quiero, además, condenarla a la cárcel, es cuando menos opinable. Y eso es aceptar la diferencia de los demás y no querer imponer mis creencias y mi ética por las armas como hace cuatrocientos años.
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