Montepío: ¿Expulsar a quién?
Era de esperar que la actual dirección del Montepío de la Minería no aclarase los oscuros episodios protagonizados por los anteriores gestores de la entidad (Alfredo Álvarez Espina y Ricardo González Argüelles a la cabeza) en torno a la venta de 61 apartamentos en Los Alcázares (Murcia) y la compra de un antiguo edificio de apartamentos en Roquetas de Mar (Almería). Y es que la junta que ahora preside José Antonio Postigo, férreamente controlada por los sindicatos mayoritarios, no puede ser sino continuista (de los 25 miembros de la comisión regional 12 ya pertenecían a la anterior).
Sin embargo, lo inesperado e impensable de la nueva dirección es que el señor Postigo, actual presidente, amenazase en LA NUEVA ESPAÑA con la expulsión del Montepío de quienes vienen luchando desde hace seis años para que se aclaren las actuaciones inmobiliarias realizadas por la entidad que huelen a pelotazo urbanístico en toda regla (bonita forma de agradecer a la Plataforma de Afectados del Montepío la felicitación pública que ésta le transmitió tras su toma de posesión como presidente).
Mucho más lamentable aún es que, además, realice esa amenaza en respuesta al recurso de amparo presentado por la Plataforma ante el Tribunal Constitucional ¡clama al cielo!
Señor Postigo, es chabacano y cutre, muy cutre, recurrir a desprestigiar a estos afiliados con el tópico de siempre: que quieren hundir la entidad y que tienen oscuras pretensiones antisindicales. No conozco a todos los integrantes de la plataforma, es cierto, pero sí a algunos de ellos que son militantes honestos y veteranos luchadores que están orgullosos de pertenecer al mismo sindicato que yo (CC OO). Y me consta, además, que quieren lo mejor para el Montepío y que en absoluto son sospechosos de antisindicalismo (aunque tengan mucho que reprobar a algunos de sus dirigentes). La diferencia, que les honra, es que en lugar de pensar que lo mejor para el Montepío es tapar los desfalcos, escándalos, corruptelas y demás gestiones intachables, defienden y entienden que lo más beneficioso para la entidad es la transparencia absoluta y no el encubrimiento de las ovejas negras.
Señor Postigo: eso mismo que pretende la plataforma de afectados es lo que queremos gran parte de los afiliados que seguimos, mes tras mes, año tras año y presidente tras presidente, esperando respuesta a tantas preguntas que aún están en el aire. Incluso hay opiniones periodísticas como la de Celso Fernández que apuntan en la misma dirección: "Los gestores de la mutua no acaban de esclarecer el caso denunciado públicamente y mantienen una ferrea actitud absolutamente oscurantista". LA NUEVA ESPAÑA.
En definitiva, después de silenciar las voces discordantes en el seno de CC OO (incluyendo a la federación de pensionistas) por cuestiones de imagen u otras razones que se me escapan, e incluso de haber destituido como vicepresidente del Montepío a Salvador Fernández González (sucesor de uno de los protagonistas de las oscuras operaciones) por sus discrepancias con la anterior gestión, ahora el Montepío pretende acallar a los únicos que siguen exigiendo claridad y transparencia, luchando con tesón, honestidad y en inferioridad de condiciones contra el poderoso aparato del Montepío.
Por todo ello, señor Postigo: ¿Expulsar a quién? Si acaso, a aquellos que dilapidan el patrimonio de todos los mutualistas pero jamás a quienes abogan, desde la coherencia ética, por un Montepío limpio, transparente y bien gestionado, que más bien merecen ser condecorados con la medalla de oro de la entidad.
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