Reciclaje en Gozón
Leo en el periódico que Gozón es el municipio de la comarca que menos recicla: 28 kilos por habitante y año, frente a los 40,2 de Avilés (por ejemplo).
Este dato deja en muy mal lugar tanto a los ciudadanos como al Ayuntamiento, que denotan una falta de sensibilidad hacia el medio ambiente.
Lo digo, a parte de los datos, porque llevo más de treinta años veraneando en este precioso pueblo y observo la negligencia de los ciudadanos a la hora de depositar la basura. En los contenedores se ve toda clase de envases, papel, cartones, botellas, etcétera, junto a la basura orgánica. Y esto, a veces, a menos de 50 metros de los contenedores de reciclaje.
Y el Ayuntamiento, ¿qué hace al respecto? Nada. Basta decir que urbanizaciones tan pobladas en verano como Peroño o Los Laureles carecen de contenedores de recogida selectiva, al igual que las zonas rurales. Es decir, que no les facilitan el reciclado.
Qué decir de Moniello, que, a pesar de que hay un bar en la playa y otro en el área recreativa, no cuenta con contenedores para las botellas.Y por si fuera poco, en toda la senda, tan frecuentada, no hay una sola papelera. Hay algún contenedor, nada práctico, pues es necesario levantar la pesada tapa y no queda accesible para niños, ciclistas, etcétera.
El Ayuntamiento debería hacer campañas de concienciación a través de su estupenda emisora local y por medio de carteles, circulares, etcétera, de buenas prácticas, tales como: ser cuidadosos depositando las basuras en el contenedor adecuado, acudir a la compra con la bolsa, evitar el consumo de productos con excesivo embalaje, optando por productos envasados en papel o cartón (biodegradable), rechazar las bolsas, que tan alegremente te ofrecen, para cosas como el periódico o una diminuta caja de medicamentos, recogida del aceite usado en vez de arrojarlo por el desagüe, etcétera. Y, por supuesto, velar por el cumplimiento de estas prácticas.
Y hablando del mobiliario urbano, si es que piensan mejorarlo, que, por favor, sustituyan los bancos de los jardines de la calle Isla del Carmen que, además de ser de piedra, carecen de respaldo y para rematar son tan bajos que ninguna persona mayor puede sentarse en ellos so pena de no poder levantarse. Es decir, reúnen todos los requisitos del pésimo asiento.
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