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Un país que demanda ineptos: España

1 de Noviembre del 2013 - Elena Bravo Delgado (Oviedo)

Analizando la situación actual del país y escuchando conversaciones sobre el tema de distinta tonalidad en el muestrario político actual, me he terminado de convencer acerca de la idea que inicialmente se había formado respecto al tema en cuestión en mi cabeza.

Toda, y bien digo, toda la problemática actual de nuestro país recala única y exclusivamente en la educación de la que disponen sus habitantes. Como bien es sabido, el estado de nuestra sistema educativo hace tiempo que está en como; únicamente sostenido por intereses económicos que es, al fin y al cabo, lo que mueve el mundo.

Ahora bien, no es un tema importante sobre el que emprender medidas de urgencia, sino que es mucho más recomendable continuar con el modelo actual y privar a los ciudadanos de una educación que al menos les enseñe a pensar por sí mismos; por el contrario, es mucho más favorable para el sistema seguir educando a ineptos que aunque les roben, les impongan aranceles e impuestos insostenibles... sigan votándoles y manteniendo discusiones en bares en tanto en cuando discernir cual de los dos partidos de cabecera es el menos malo dentro de la inmundicia que nos ofrecen.

¿Pero qué nos pasa, señores? ¿Nos están robando y somos incapaces de plantarnos y negarnos a que nos continúen robando...? ¿Tan difícil es darse cuenta de que este bipartidismo en el que nos encontramos sumidos desde hace años no es más que una prolongación de la dictadura? Quizás a algunos les parezca excesiva esta reflexión, pero la democracia actual no es real, es tan sólo un ente fingido, una carnaza que aportar al pueblo para mantenerlo entretenido; mientras que las personas que verdaderamente mueven los hilos contemplan por el rabillo del ojo el bochornoso espectáculo social que ofrecemos prestándole su máxima atención al engrosamiento de sus cuentas bancarias.

¿Por qué mi voto no vale lo mismo que el de otro ciudadano con residencia en otra ciudad o en otro pueblo? ¿Acaso hay ciudadanos de primera, ciudadanos de segunda...? Creo que todos pagamos impuestos, todos deberíamos ser tenidos en cuenta por igual y, en caso de que se establecieran unos patrones de valoración, éstos deberían regirse por las capacidades intelectuales de cada uno. Aquellas que «ustedes» (ministros de Educación diversos, parlamentarios y demás intervenientes) se empeñan en dejar mermar cada vez más para convertir a la ciudadanía en ovejitas dóciles a las que poder manipular.

Retomando el tema de la democracia. Los poderes, en democracia, vienen dados por el pueblo; éste nombra a sus candidatos para regirnos. Entonces, ¿por qué ante una decisión consensuada por el pueblo tiene más poder y puede anularla un Tribunal Superior? ¿Por qué los políticos, una vez que se hacen con el poder, tras habernos vendido previamente un programa, no sólo no lo cumplen, sino que modifican las leyes a su antojo para no ser salpicados o por el simple enriquecimiento personal? ¿De verdad no les recuerda al absolutismo y la dictadura?

Los romanos hacían y deshacían a su antojo, pero entretenían a la plebe con leones, gladiadores y demás espectáculos.

Ahora los tiempos han cambiado, pero somos tan estúpidos que no hace falta que inviertan en medios para entretenernos, nos basta con Facebook, Twitter, Whatsapp y poco más...

Y entre tanto... sin tiempo para pensar.

Elena Bravo Delgado

Oviedo

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