¡Gracias y hasta siempre don Ángel!
Después de pasados unos días del fallecimiento de mi hermano Ángel, más conocido como «el cura de Bañugues», y de los actos celebrados en varias parroquias de Asturias quiero agradecer en nombre de todos los que formamos la familia Fidalgo a todas aquellas personas que con su presencia nos acompañaron en Avilés, Ardisana, Bañugues, Celorio y otras parroquias, y a todas las personas que por motivos laborales u otras circunstancias no pudieron asistir pero que nos demostraron por teléfono, fax, mensajes o por la calle el cariño que tenían hacia Ángel.
En la iglesia de San Juan de Ávila de Avilés, con un lleno impresionante, con gentes venidas de todas partes de Asturias y cuarenta sacerdotes que acompañaron a Ángel, estamos muy agradecidos al párroco don Jesús que en todo momento estuvo con nosotros durante su enfermedad, y a don Jorge (vicario general), que presidió la misa y nos emocionó con sus palabras de recuerdo a Ángel.
En Ardisana, que nos recibió con una gran tormenta de agua, fueron muchas las personas que nos acompañaron. Sacerdotes de todo el oriente asturiano quisieron dar el último adiós a su compañero. Agradecemos especialmente al coro de la iglesia de Ardisana y al organista del santuario de Covadonga, Fernando, que junto a un grupo de escolanos cantaron en la misa.
En Bañugues fue impresionante ver la iglesia llena a rebosar y gente que nos decía «Don Ángel me bautizó, nos dio la primera comunión, nos casó, nos dio clases en el Instituto Santísimo Cristo del Socorro de Luanco», y así muchísimas más anécdotas. Él quería muchísimo a Bañugues y qué casualidad que fue a fallecer el día de la fiesta sacramental. Además, agradecemos a todos los sacerdotes que asistieron a la misa y gracias al párroco, don Rafael, que preparó con mucha delicadeza el acto, el dúo musical que nos acompañó y especial agradecimiento a don Manuel Antonio, ex abad de Covadonga, que tantos años estuvo con Ángel en el santuario, y que presidió la misa y en su homilía nos recordó la labor de Ángel como sacerdote.
Recuerdo especial a los vecinos de la Riera, Covadonga, que nos acompañaron en la misa celebrada en su nombre y nos mostraron su cariño y aprecio hacia Ángel.
Quiero expresar por último que no tenemos palabras de agradecimiento para todas las personas que nos demostraron lo que Ángel hizo en su vida sacerdotal y también agradecer a todas las personas que sin conocernos nos preguntaban o se interesaban por su estado de salud cuando estuvo en el hospital.
En nombre de mis hermanos, Antonio, Federico (sacerdote), Vicente y de toda la familia, gracias por tantas muestras de cariño recibidas y que la Santina nos bendiga a todos.
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