El papel de la I+D+i en tiempos de crisis

En educación no se puede hablar de gasto, hay que hablar de inversión. No invertir en educación, a la larga, sale muy pero que muy caro.

Desde FETE-UGT apoyamos la medida de cualquier Gobierno que ponga en el centro de sus prioridades la mejora del sistema educativo, sobre todo si es público.

Numerosos estudios ponen de manifiesto que aquellas sociedades que apuestan más por la educación se enfrentan mejor a los problemas, entre ellos los originados por las crisis económicas. Probablemente no sea casual que los estados del bienestar más fuertes, las sociedades escandinavas, figuren entre las economías más competitivas.

El gobierno del PP está convencido de que la receta para salir de la crisis es la que está aplicando. Según la derecha de este país, la crisis económica impone los ajustes, la crisis económica hace que sólo podamos disfrutar de los servicios públicos que nos podamos pagar, y frente a la crisis económica nada podemos hacer. Las consecuencias las conocemos y las padecemos: desmantelamiento del Estado del bienestar y privatización de todo lo público.

Pero ¿qué se hace desde el Gobierno de Asturias? A veces es difícil distinguir las actuaciones de unos y de otros. Con demasiada frecuencia se utiliza la crisis como pretexto para justificar unos recortes en educación que no se les supone propios de los gobiernos de izquierdas.

Es cierto, no se puede negar que algunas cuestiones vienen impuestas del Gobierno central, que el margen de maniobra puede ser reducido, pero algo diferente habría que esperar de un Ejecutivo que se identifica con la igualdad de oportunidades; éste no puede extorsionar a la Universidad pública, de lo contrario, el Gobierno asturiano corre el riesgo de convertirse en una mera sucursal del Gobierno central desde la que se gestionan los recortes.

Se lleva algún tiempo hablando de la necesidad de un nuevo modelo económico, que exige un importante cambio en el modelo educativo, que deberá preparar al alumnado para integrarse en unas estructuras económicas cada vez más complejas y exigentes desde el punto de vista de la cualificación profesional. Esto no es nada nuevo, tiene que ver con el creciente proceso de globalización en el que estamos inmersos desde la década de los ochenta del siglo pasado, y que, por otra parte, es algo que ha caracterizado a la economía mundial desde la Revolución Industrial. Es el fenómeno de la deslocalización industrial, que afecta sobre todo a los llamados «sectores maduros», poco exigentes en tecnología y muy consumidores de recursos y mano de obra que compiten ofreciendo precios bajos. En esta parte del mundo, incapaz de competir en el precio de la mano de obra, se ha de apostar por sectores de nuevas tecnologías que exigen servicios e infraestructuras avanzados y necesariamente una mano de obra cualificada. Los empleos del futuro, por tanto, vendrán de la mano de estas empresas, que, no lo olvidemos, generan pocos empleos y muy cualificados, de ahí la necesidad de apostar por la educación y por la inversión en I+D+i. El resto de los empleos serán los no deslocalizables, y éstos no son otros que los que configuran el Estado del bienestar. Por tanto, desmantelar el Estado del bienestar y reducir el presupuesto para I+D+i no es una política correcta contra la crisis.

El sistema educativo, desde la Educación Infantil hasta la Universidad, debe de ser el buque insignia de un país o de una comunidad autónoma como la nuestra. Es regresivo reducir los presupuestos para la educación o para la investigación y para todo lo relacionado con el I+D+i, ¿cómo se pueden recortar los presupuestos para estas partidas si son el futuro de cualquier país?

En este sentido, nos preocupa enormemente el borrador del plan regional de Ciencia, Tecnología e Innovación recientemente presentado, y que, a nuestro juicio, relega a un segundo plano a la Universidad en detrimento de las empresas. Los investigadores han de ser los principales actores y la Universidad debe poder cumplir con un compromiso de servicio público en esta Europa del conocimiento.

Asimismo, el bloqueo de las ayudas del plan nacional de I+D+i que depende del Ministerio de Economía y Competitividad pone al borde de la desaparición a buena parte de los grupos de investigación por falta de presupuesto.

En Asturias la crisis económica no debería alimentar esta espiral de recortes, todo lo contrario, debería servir para apostar por un incremento del presupuesto de la Consejería de Educación Cultura y Deportes. Ello es la clave para abordar la transformación del modelo económico y poder salir de la crisis, no de cualquier manera, sino fortaleciendo aquellos valores en los que esta organización cree, como son la equidad y el bienestar social.

Debemos convencernos de que cada euro invertido en educación generará conocimiento, bienestar y desarrollo económico, siempre importantes, pero ahora, en tiempos de crisis, indispensables. La educación ha de situarse en el corazón de la estrategia para salir de la crisis, y esto, irremediablemente, también ha de estar en los presupuestos.

Es por ello que desde FETE-UGT instamos al Gobierno de Asturias a que no escatime ningún esfuerzo presupuestario y haga todo lo posible por dotar a la Universidad asturiana de todos los recursos necesarios para que, como un pilar indispensable que es, contribuya al progreso de Asturias. Es mucho lo que nos jugamos, una brutal fuga de conocimientos y cerebros se puede hacer realidad si no se pone remedio a esta situación.