A todos los padres preocupados por la educación de sus hijos
En estos días algunos sindicatos y AMPA hacen una consulta ciudadana a la que sinceramente contestaría que sí, rechazo los recortes en educación, vengan de donde vengan; y que sí, rechazo las políticas educativas del Gobierno.
Sin embargo, no puedo expresar mis razones de por qué expongo este rechazo categórico y no respondo a la consulta con la papeleta.
Por eso intentaré expresarlo aquí.
La razón inmediata es que considero que esta consulta es de objetivo único: calentar motores para preparar el camino a la huelga convocada para el 24 de octubre. Preparar a los padres, ya que las últimas huelgas han sido un éxito entre los alumnos, pero no entre los profesores. Ésta es la experiencia en el colegio público al que asisten mis hijos. Sólo algunos profesores ejercían su derecho a la huelga; la inmensa mayoría asistía a clase, no sabemos si por estar en desacuerdo con la convocatoria o porque no les quitaran un día de sueldo. Lo que sí ha pasado es que muy pocos alumnos se presentaban y los profesores asistían y no daban clase.
Pero quisiera ahondar en las razones profundas de mi desacuerdo:
la LOMCE se ha aprobado unilateralmente en el Parlamento con el compromiso de otros partidos de proponer otra ley en cuanto lleguen al Gobierno.
Ésta es la séptima ley de Educación en democracia. Según quien la haga pone el acento en un aspecto o en otro, unas (como ésta) se venden más a lo privado y otras, a lo estatal.
Quiero hacer un inciso sobre este aspecto, porque no digo público, sino estatal, y lo hago conscientemente ya que considero que toda la educación formal e informal promovida con fondos públicos es pública, aunque no dependa del Estado. Sí, estoy de acuerdo en promover lo público, no lo exclusivamente estatal.
Siguiendo con lo de las siete leyes en algo menos de 40 años. Fijaos que es una ley cada 6 años, más o menos, lo que significa que en democracia ningún niño o joven ha realizado sus estudios obligatorios sujeto a una sola ley y los maestros han tenido que atenerse a legislaciones diferentes cada vez que por segunda o tercera vez cumplían un ciclo en la escuela. ¡Es de locos!
Sin embargo, las consecuencias de todos los cambios han sido que el fracaso escolar no disminuye y que el nivel educativo de nuestra escuela según los informes internacionales va decayendo. Cuántas veces a nivel popular decimos que los hijos de la LOGSE no tienen una mínima cultura.
Así, se han hecho escuelas y alumnos de primera, segunda y tercera, y por tanto chicos que serán educados para ser líderes o masa.
Ahora la UE obliga a hacer recortes, un ajuste estructural que mueve las estructuras, y una de esas estructuras básicas es la escuela, que debiera ser base de la libertad.
Y en todo esto los padres parece que somos los que menos pintamos cuando realmente somos los primeros responsables de la educación de nuestros hijos. Y digo los primeros porque no somos los únicos; idealmente toda la sociedad debiera ser responsable de su futuro, que son los niños y jóvenes.
Yo quiero ser protagonista en esta historia, en toda la historia, siempre que un Gobierno quiera imponer una ley para servir a los suyos. No quiero que la respuesta de la sociedad sólo venga a veces y ésta es la razón por la que no he respondido a la consulta ciudadana y por la que escribo esta carta.
No me parece bien que los que defienden la escuela estatal (que ellos dicen pública) quieran hacerlo en exclusiva; ni el silencio de la escuela concertada (que también es pública), haciendo el juego a esta enésima ley.
Para terminar, me quedo con lo que se dice a sí misma una niña de 16 años: Malala, ¿por qué esperas a que otro se haga cargo? ¿Por qué no lo haces tú, por qué no hablas tú a favor de sus derechos y de los tuyos?
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