Del centro de salud de La Ería y su teléfono de cita previa
El pasado lunes 7 de octubre intenté, desde primera hora de la mañana hasta las 14.15 del mediodía, ponerme en contacto telefónico con el centro de salud de La Ería, mi centro de salud, para pedir cita con mi médico de cabecera. El teléfono resultaba siempre ocupado y en las pocas ocasiones en que estaba libre nadie respondía. Tenía fiebre, pero tuve que salir de casa y dirigirme al centro cuando mis esperanzas de que alguien respondiera al teléfono se desvanecieron.
A lo largo de la mañana mi enfado crecía y no dejaba de pensar en cómo harían quienes, como yo, necesitaban un médico y no podían salir de casa. Porque seguramente esa mañana otras personas estaban llamando al teléfono del centro, ancianos, enfermos..., pacientes que viven a más distancia de Alejandro Casona de lo que yo vivo.
A las 14.15 salí de casa y cuando entré en el que sigo llamando ambulatorio, cinco o seis personas charlaban tranquilamente detrás de ese cristal que les protege, ahora entiendo de qué... No había nadie en la cola. No sonaba ningún teléfono. Ni sonó durante el tiempo que estuve allí, esperando a que una encantadora señorita dejara de poner en orden su bolso y se dignara a preguntarme: ¿Y usted, qué quiere? En ese tono de quien lo que quiere es que lleguen las tres cuanto antes. Yo lo que quiero es que me atiendan al teléfono y me den una cita con mi médico... ¿Qué voy a querer?
Como el martes tenía que regresar al centro de salud hice la prueba y durante el tiempo que esperé cola llamé en varias ocasiones al teléfono de cita previa desde mi móvil. Siempre resultaba ocupado, pero detrás del cristal nadie hablaba al teléfono ni había ruido alguno de teléfonos. ¿Tienen los teléfonos descolgados? No encuentro otra explicación. El miércoles repetí la operación también desde la cola y de nuevo los teléfonos siempre resultaban comunicando y las señoritas no hablaban al teléfono... ¡Los teléfonos, descolgados!
¿Que yo qué quiero? Quiero que alguien responda al teléfono, quiero pedir cita con mi médico desde casa, desde el trabajo o desde donde sea..., pero puestos a pedir quiero que algún que otro funcionario pase por la empresa privada durante algún tiempo para que aprenda lo que es atender al usuario.
Carmen Carreño Guntiñas,
Oviedo
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