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Hasta siempre, querido Jesús

23 de Octubre del 2013 - José Antonio Martínez Allende (Oviedo)

Ha muerto Jesús Suárez Díaz (Chus el de Orosia), persona de especial carisma.

En su momento, Fernando Delgado insertó en LA NUEVA ESPAÑA el correspondiente obituario con la calidez y buen hacer a que nos tiene acostumbrados.

Yo pretendo ahora desgranar en unas sencillas líneas plenas de cariño hacia ti, amigo Chus, algunas cosas de nuestra infancia, adolescencia y plenitud como hombres y entrañables vecinos y amigos. Nuestra infancia no fue sencilla, quedamos huérfanos como consecuencia de la triste cruzada que asoló a España al poco de nacer nosotros; yo no recuerdo nada, ni siquiera algunas imágenes fugaces, y nuestras madres han tenido que luchar lo indecible para sacarnos adelante, al igual que muchas familias en idéntico desamparo, sumidas en la precariedad y el dolor.

El hórreo de Pepín el Gaitero era nuestro centro neurálgico de entretenimiento, la escuela de doña María, el pórtico de la iglesia con pelotas de trapo y papel, monaguillos en activo, son recuerdos imborrables. Recuerdo en nuestra juventud los partidos de fútbol especialmente contra Riosa (por la sana piquilla). Fuiste portero y entrenador apasionado, era difícil contener la bravura de Toni Cueva (q.e.p.d.) y los Sánchez, los hermanos Antón (q.e.p.d.) y el juego fino de Conrado y Ramonín, secundado más tarde por el dribling de Chelo. En nuestro equipo brillaba especialmente Quirós, por sus saltos acrobáticos de cabeza y las «caricias» que de vez en cuando propinaba al contrario. Nuestros cortejos en La Juncar y otros aledaños.

Nuestra condición de socios y forofos del Oviedo, al igual que tus hermanos Raúl y Lenin. Creaste escuela en la grada de general del viejo Tartiere; al guardameta portugués que vestía de negro, Carlos Gomes, lo bautizaste como «consumeru». Toni el joyero siempre te recuerda con especial cariño por el llavero que diseñaste «todos del Oviedín-La Foz de Morcín».

Juntos, con un excelente equipo humano, luchamos por un sinfín de actividades llevadas a cabo por el grupo de empresa –Ensidesa–, pozo Montsacro, que tanta relevancia y renombre llegó a alcanzar en la vida social del sector minero.

En tu época de concejal del Ayuntamiento de Morcín (siendo yo alcalde) demostraste una total identificación con los problemas y desde tu acrisolada lealtad luchaste por mejorar el estatus de todos los vecinos. ¡Qué Corporación de grato recuerdo!: Pepe Requejo, Raimundo Rodríguez Rivera, Pepe Estébanez, Manolo Cachero, Daniel Muñiz, Jovino Fernández, Manuel Palacios, etcétera. No había liberados, ni dietas, ni otras prebendas, y cuanto hicimos, con recursos bien escasos, pero entendíamos la política en su pura acepción como el «arte de servir y no de ser servidos», había dignidad, limpieza y amor al municipio; entendíamos la política como instrumento para gestionar los intereses de los ciudadanos, no para formar contubernios, fomentar peligros de excisiones, corrupciones por doquier, pérdida de valores éticos, apoyo al hedonismo, etcétera. ¿Cuánto cambiaron las cosas, eh, Chus?

Fuimos compañeros en el cuadro artístico de La Foz en el que tú representabas un papel tangible, recorriendo diversas localidades de nuestro entorno con reconocido éxito.

En la asociación «Cantu La Sierra», que con tanto acierto entre otros presidió José González Inés, «Quirós», también pusimos nuestro granito de arena, ¡qué pena que haya desaparecido!

¿Recuerdas, Chus, cuando salimos del despacho del consejero de Sanidad, Juan Luis Rodríguez-Vigil, con el documento firmado para la apertura del consultorio médico y las buenas perspectivas para abrir la farmacia? Qué ejemplo y piña de solidaridad de todos los vecinos cuando se pretendía cercenar nuestros intereses.

En tiempos de mi presidencia en la Hermandad de Donantes de Sangre del Principado de Asturias contribuiste a abrir campo en La Foz, donde llegamos a alcanzar en el ranking de nuestra autonomía altos porcentajes de donantes activos. La donación que representa el paradigma de la solidaridad humana. Tú ya lo eras, al igual que tus hermanos Raúl y Lenin. Qué edificante resulta hacer proselitismo por causas tan nobles.

Fuimos cursillistas de cristiandad con otro grupo de amigos casi en los albores de este movimiento en Asturias, capitaneado por nuestro cura y amigo donEzequiel Fernández. Allí conocimos a José M.ª Bardales (q.e.p.d.), sacerdote ejemplar con quien fraguamos una sana amistad. En algunas ocasiones, ante el testimonio de los cursillistas, se nos trató con cierta actitud, con reproches de cambio a «Omo», en alusión a un detergente que se comercializaba con ese nombre. Nuestra respuesta era una sonrisa y seguir las enseñanzas del cursillo «de colores».

Con respecto a nuestra querida Hermandad Cultural y Recreativa «Nuestra Señora de La Probé», podríamos extendernos en infinidad de folios, pero no está en la norma. Juntos y con otros vecinos, amigos/as, lo fuimos todo: fundadores hace 57 años, vocales, secretarios, presidentes, etcétera; basta acudir a las hemerotecas para colmar la gran labor e iniciativa y la universalidad de esta ejemplar y prestigiosa institución.

Chus, a lo largo de nuestras vidas siempre hemos hecho gala de una gran simbiosis. Quiero reseñar aquí que en la consecución del premio «Príncipe de Asturias» al «Pueblo ejemplar» en 2002 a La Foz nuestro granito de arena estaba presente.

Tus conocimientos de fútbol, tu habilidad para el combate dialéctico, memoria prodigiosa, lector impenitente, tu personalidad para tratar los temas del momento, con el torrente de voz y vehemencia en ocasiones, era el gran deleite que te caracterizaba como un hombre especial y singular.

Yo no pude asistir a los actos del sepelio por encontrarme fuera de Asturias (y bien que lo lamenté), pero sé el grado de cariño que te profesaba el pueblo y la vecindad limítrofe, tus muchos amigos y la sociedad civil en general. Las oraciones las has tenido a torrentera. Luz, tu esposa, madre y abuela ejemplar, y tus modélicos hijos (José Luis es ahijado mío), tu hermana Laurita e hijos políticos y demás familia han sentido y sienten lo mucho que todos te queríamos.

Cuando lo comuniqué a tus amigos Javier Artabe e Ignacio Gracia Noriega, prestigioso escritor (gran colaborador de LA NUEVA ESPAÑA), se quedaron perplejos.

Chus, llevaste tu enfermedad con alta resignación y entereza, rodeado de los tuyos.

Se nos ha ido un gran samaritano, hombre bueno, leal, fiel, bondadoso y dócil, y con mucha carga de humanidad, todo un caballero. La Foz, La Probé... nunca serán lo mismo por tu sentida ausencia.

Me he extendido un poco, pero tú bien lo mereces.

Acabo con Séneca: «Con el fuego se prueba el oro; con las desgracias, los grandes corazones».

Adiós, Chus, desde donde están los mejores, acuérdate de nosotros, que en justa reciprocidad lo hacemos. Un abrazo y hasta que Dios quiera.

José Antonio Martínez Allende, ex presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre de Asturias

Oviedo

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