¿Volverá Maruja Torres?
El pasado 19 de octubre se celebró en el centro Niemeyer de Avilés una conferencia gratuita con la periodista y escritora Maruja Torres dentro del programa Ciclo de Palabra. El diálogo estaba conducido por una colaboradora habitual de este periódico, que evito nombrar a propósito porque convirtió el encuentro en una incómoda y torpe sucesión de desvaríos. Los allí presentes esperábamos asistir a una charla distendida y estimulante, hablar de la dilatada carrera profesional de Torres (de su reciente salida de El País y su incorporación a Mongolia) y escuchar su opinión sobre asuntos de actualidad, pero para asombro del público y la propia Torres, no fue así. La culpa fue de una entrevistadora que demostró escaso interés en la invitada, la interrumpió constantemente con digresiones y chascarrillos que se alejaban del interés general, se resistió a cederle el protagonismo y, lo peor de todo, malgastó un tiempo precioso. Su actitud reveló ya no solo una falta de profesionalidad y de educación hacia Torres y el público la primera ocultaba su vergüenza tapándose el rostro con un fular y los demás nos revolvíamos en el patio de butacas, sino unas inexplicables ganas de torpedear el encuentro. Menos mal que Torres, que hizo todo lo posible por salvar los muebles, exhortó al público a tomar la palabra y enmendar ese disparate que era cualquier cosa menos una entrevista y no era una cuestión de estilo o gusto, era claramente un ejercicio de periodismo pésimo e infantil.
Lo más grave es que no se trataba de una periodista joven e inexperta a la que los nervios jugaron una mala pasada, sino de una veterana de acreditada trayectoria que no supo o no quiso hacer el trabajo para el que había sido convocada. Quiero pensar que esta señora no guardaba intereses ocultos para boicotear un encuentro de esas características y que simplemente no estaba versada en el difícil arte de la entrevista, pero señores del Niemeyer: ¿es mucho pedir un mínimo de calidad y seriedad en actos como este, financiados con dinero publico? ¿No se merece la audiencia más respeto? ¿Es este el nivel intelectual al que aspira el centro? Después del encuentro, Torres publicaba lo siguiente en Twitter: Os juro que si algo he aprendido hoy es a preguntar quién coño va a presentarme. Y no es la primera vez que ocurre, me consta que la desaparecida Susan Sontag también se quejó por haber sufrido a esta señora como entrevistadora cuando recibió el premio Príncipe de Asturias. Es una lástima que con la de profesionales de la comunicación que hay en paro, tenga uno que asistir a un espectáculo tan bochornoso como el del pasado sábado. Desde luego, si Maruja Torres regresa al Niemeyer, será un milagro.
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