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Bertino Velasco: «¿Dónde estará mi cargo?»

30 de Octubre del 2013 - José Luis González Rodríguez (Avilés)

Cuando en 2009 se cerraron los acuerdos entre el llamado sector «oficial» y una parte del denominado «sector crítico» fuimos muchos los compromisarios de uno y otro lado que les dimos respaldo, porque lo que estábamos refrendando era un proyecto de futuro para Central Lechera Asturiana.

En esa línea, al presidente, como primer responsable de la sociedad, le dimos el máximo apoyo para desarrollar todo el contenido de aquel pacto. Medidas tan importantes como la solución al problema de los socios pasivos fueron posibles gracias a los mencionados acuerdos.

Sin embargo, Bertino Velasco enseguida demostró que si aceptó aquellos pactos lo hizo agobiado por la presión a que estaba siendo sometido por la asamblea. En cuanto la sociedad se estabilizó, engreído de poder, se sintió como si Central Lechera fuese de su propiedad y empezó, primero, a no hacer caso a cuantos le apoyamos, y luego, a oponerse o a aceptar a regañadientes cuantas iniciativas se tomaban para fortalecer la sociedad y cumplir los objetivos que se habían fijado en 2009. Fue un permanente obstáculo, poniendo cuantas zancadillas pudo, directamente o con la ayuda o por medio de terceros, serviles a sus deseos e intereses propios, con el fin de que nada cambiase.

Ciegamente unido al antiguo consejero delegado de Capsa, toda su trayectoria como presidente estuvo marcada por una total inoperancia, siendo un permanente lastre para la S. A. T. y para las participadas.

Ha engañado a cuantos hemos confiado en él para que liderase ese cambio y en un momento de profunda crisis general y del sector ganadero en particular, cuando la gran mayoría de los ganaderos nos debatimos en la angustia de sobrevivir y en muchos casos de poder hacer frente al obligado endeudamiento para modernizar nuestras explotaciones ante la presión de las cajas y bancos, creyéndose con poder absoluto como el más vulgar patrón en «su» rancho, sus únicas preocupaciones fueron procurarse un suntuoso coche de alta gama, pagado por la empresa que preside, y asegurarse una cuantiosa retribución personal, siguiendo los pasos de su protegido y protector a la vez, el hasta hace poco todopoderoso Pedro Astals, cuyo cese se hizo inevitable, por más que lo intentase mantener en el cargo.

No contento con eso, lleno de prepotencia y desprecio a los demás, se permite la arrogancia de negociar y cerrar sin ninguna autorización previa la indemnización millonaria correspondiente al despido de «su» endiosado ejecutivo, resistiéndose a informar de su importe y condiciones a los propios órganos de gobierno de la .S. A. T., al consejo de Capsa y, por supuesto, a los socios que le pusieron ahí.

Es evidente que en los planes egoístas de Bertino Velasco no entraba que nadie le discutiese sus cargos. Con su actuación ha dejado bien claro que para él son solo una fuente de ingresos y enriquecimiento personal, sin tener la más remota idea ni proyecto alguno para Central Lechera y sus filiales más allá de seguir «vegetando». Como él mismo ha reconocido públicamente, el único objetivo que le guía es que las cosas sigan como hasta ahora, respetándole las poltronas y su suculenta retribución.

En el colmo de la desfachatez se permite llamar traidores a quienes nos rebelamos contra su despotismo interesado, soberbia y falta absoluta de ideas. Es él quien ha traicionado la confianza y apoyo que le dimos esperando que fuese capaz de encabezar y desarrollar todas las medidas que los socios esperábamos de quien ha sido nuestro presidente en estos últimos años.

En definitiva, con su actitud e irresponsabilidad ha propiciado unas elecciones aparentemente complicadas a la vista de las tres candidaturas que se anuncian. Sin embargo, los hechos que narramos en este escrito y muchos otros de los que fue protagonista negativo el candidato Bertino Velasco, de todos conocidos, esperamos que nos hagan pensar sobre lo que es más conveniente para la sociedad por encima de personalismos y/o amiguismos y fruto de ello demos el voto a quienes de verdad defienden Central Lechera Asturiana, un proyecto y un futuro para los ganaderos, y no a vendedores de humo o a quienes, como Bertino, sólo buscan valerse de ella para su «acomodo» personal.

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