Qué poco vale la vida de un trabajador
Por desgracia, ahora le tocó a la mina, no uno, sino seis mineros, pero, cuidadín, eran trabajadores privilegiados por sus salarios, edad de jubilación y su poca productividad, verdad, señor ministro de Industria, qué sabrá usted lo que es asomarse a la bocamina y menos estar a 700 metros de profundidad, pero ya que se encontraba por el entorno ha demostrado su falta de humanidad y hombría al no acercarse al lugar del suceso, aunque no fuera bien recibido; sobran las palabras para el lamentable espectáculo ofrecido en el Parlamento, con menos de medio aforo, en el seudohomenaje que nuestros ínclitos políticos pretendieron rendir a las víctimas, y qué decir de nuestros festivaleros Príncipes, la semana pasada de fiesta en los premios "Príncipe de Asturias" y mejor pueblu asturianu, seguro que todavía tienen presentes los muchos abucheos recibidos. Pero hoy, ante una tragedia de esta índole, tienen que demostrar que están con el dolor de las familias y su pueblo; los muertos no van envueltos en la bandera española, pero merecen los mismos respetos y honores. Mi fraternal condolencia a las viudas e hijos, con la esperanza de que no se vuelvan a repetir estos tristes sucesos y no porque se cierren las minas, sino porque verdaderamente existan y se apliquen las medidas de seguridad adecuadas.
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