El mundo nos contempla con asombro
Aunque pueda parecer sorprendente a la vista de la intensidad lluviosa de la crisis sobre este país, el señor Emilio Botín ha dicho que España vive un momento fantástico, que entra dinero por todas partes y que el mundo nos contempla con asombro. Con noticias como ésta caben dos planteamientos: o los ciudadanos somos cada día más tontos y necesitamos que nos lo expliquen todo detalladamente, o alguien nos lo va vendiendo cuanto mejor le conviene a sus intereses.
El señor Botín ve que la economía española vive un momento fantástico. Mi percepción no es ésa, ya que ni los que hacen número, incluso los de circo, calculan esa bonanza, pero yo no soy nadie para llevarle la contraria en materia de dinero, y si él ve dinero es que lo hay, y si lo ve entrar en todas partes, toma sentido la frase aquélla de Paul Bluard cuando decía que «hay otros mundos, pero están en éste». Cuando le escuchamos decir que España vive un momento fantástico, que entra dinero por todas partes, que estamos a punto de nadar en la abundancia, mientras cierran muchas empresas, otras que se asoman al abismo, como Aguas de Fuensanta, en Nava, empresa ésta de la que su Banco de Santander es accionista mayoritario, cuando se anuncia a diario un ERE, cuando el ministro de Hacienda nos anuncia más recortes en 2014 y 2015, cuando los malos datos del impago son un lastre para la recuperación de la economía, que alcanza la tasa récord de créditos, la más alta desde que se tiene memoria estadística, y los créditos siguen cayendo y están en sus niveles más bajos, cuando los problemas familiares para llegar a fin de mes han impulsado los impagos en las hipotecas, que, según los analistas, este deterioro continuará, y aunque falte comida en los colegios y en las residencias de ancianos, el señor Botín nos diga que la economía española vive un momento fantástico, hay que ser de una raza especial, y no humana precisamente, además de poseer un rostro de cemento; pasará, si el olvido no lo remedia, a la historia del despropósito.
Señor Emilio Botín, diga lo que le venga en gana, está en su derecho. Pero no intente confundir a nadie, ni provoque una indignación superior a la que hay.
Benigno Martínez-Fuego
Marcenado, Siero
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