La ignorancia o atrevimiento de algunos tribunos
Leo en LNE del 31 de octubre un artículo de opinión en la Tribuna de don Manuel Campa queriendo aportar sus reflexiones ante la LOMCE, emparentándola nada menos que con el Concordato de 1851. Loable empeño, aunque creo que don Manuel se va demasiado atrás en el tiempo y parece que no se ha enterado de que las relaciones Iglesia-Estado se rigen por acuerdos del año 1979 (constitucionales, por tanto) y, además, don Manuel parece que no ha leído ni la LOMCE ni la ley anterior (LOE), y larga críticas, en lo que se refiere a la asignatura de Religión al menos, de oídas pero muy llamativas para entretener al lector: que si Rouco no se conforma con que la asignatura sea sólo optativa, que volvemos a tiempos sombríos al ser evaluable y computable la asignatura, que vaya país éste en el que no hay separación Iglesia-Estado, que vamos para las cavernas, lean, lean al tribuno.
Una lástima que, una vez más, se trate de engañar a la gente haciendo pasar opiniones mal documentadas por certezas contrastadas. Así pues, para que se entere y disculpe el señor Campa, tengo que hacer algunas precisiones a su erudito artículo:
1. Nadie ha pedido que la asignatura de Religión Católica sea nada más que opcional y que su opción se ajuste a derecho. (Disposición adicional segunda de LOE y LOMCE).
2. La asignatura de Religión no cambia su estatus en la nueva ley: es evaluable igual que en la ley anterior (LOE). ¿Eran los anteriores parlamentarios y gobernantes trogloditas por legislar eso? ¿Eran tiempos sombríos los del anterior Gobierno?
3. La LOMCE sólo hace que todas las asignaturas que se impartan sean curriculares, incluidas las que se aporten como opciones al área de Religión.
4. La asignatura de Religión no es un privilegio de la Iglesia española, es una materia presente en todos los países de la UE (excepto Estonia, si no me equivoco, y la peculiaridad de que en Francia se imparte sólo en algunas regiones), evaluable y computable para el expediente del alumnado. Y en alguno de esos países, obligatoria.
Por otro lado, ya agradecería yo que en estos tiempos en que clamamos por un mejor tratamiento a la cultura no se menosprecie ni se desvalore la aportación que esta asignatura, y el hecho religioso en general, puede hacer a la calidad cultural y al aprecio que merece por parte de la sociedad y de los jóvenes en particular, 20 siglos de pensamiento, de ética, de arte, literatura, en fin, de patrimonio social, incluyendo lo que en ese esfuerzo se hizo con muchas sombras y mezquindades. De eso también se aprende.
Iñaki González Bañales
Profesor Religión Católica
Secretario APPRECEAS (Asociación Profesional de Profesores de Religión en Centros Estatales)
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