Adiós a una gran persona
Juan Carlos Llames Viesca, un hombre extraordinario, de cualidades humanas excepcionales, como le denominaban las ingentes visitas de personas que se acercaban al velatorio a dar el pésame a una familia que, naturalmente, lloraba el fallecimiento de un ser tan querido, colmado de virtudes, propio en Juan Carlos, llamado por la Divina Providencia, en un desenlace que ocurrió, sabían de la gravedad, como en un abrir y cerrar de ojos. Un tumor maligno, muy agresivo, acababa con su vida en Oviedo el día 30 de octubre, en el calor de un honroso hogar arropado por su esposa, M.ª Gloria, «Yoyi», sus hijas Rocío y Mónica, esposos Juan Carlos y Joaquín, y su sobrina Ángela, profesional de enfermería, quien también estuvo entregada a su cuidado en sus últimos días. Toda su familia y amigos estuvieron, de una u otra forma, encomendándole en sus oraciones, llamando por teléfono, a través de la familia más directa, dando, sosteniendo el ánimo de su esposa, entera y dedicada en cuerpo y alma a su marido desde que se declaró la enfermedad, con una primera intervención quirúrgica, luego hubo más. Juan Carlos, felguerino de nacimiento, inició sus pasos académicos en La Salle y se tituló maestro industrial en la prestigiosa Escuela Elemental de La Felguera, terminando, por jubilación, su andadura profesional como profesor de la Escuela de Formación Profesional de Noreña. Su buen hacer, afabilidad y sapiencia fueron distinguidos por el reconocimiento general de alumnos, padres y claustro de compañeros profesores. Casó y vivió en Sama de Langreo y disfrutaba de sus vacaciones en Bañugues. Incontables son las personas agradecidas, por donde quiera que pasó, por su disposición a dar soluciones y resolver materialmente las contingencias, emergencias o proyectos que tuvieren que afrontar. Era recurrente por excelencia. Amigos los hacía a cada encuentro. Hombre afable, campechano, sensato, amigo de sus innumerables amigos, hoy lamentamos su pérdida. Rogamos por su alma para que el Todopoderoso le acoja sin reservas. Lleva la credencial de haber sido un hombre, hijo, hermano, esposo, padre, abuelo ejemplar.
Adiós, Juan Carlos, fue un privilegio tenerte como cuñado y contar con tu afecto.
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