Macrooposición de enfermería
El sábado 26 de octubre acudí, junto con muchas otras enfermeras, a la macrooposición de la que el Sespa se siente orgulloso. El tribunal afirmó que la prueba se había desarrollado sin incidentes, aunque no sé lo que significa esa frase para ellos. Quiero dejar claro que no escribo este artículo para criticar las normas del examen, ya que eran las mismas para todos, más o menos justas, pero idénticas.
Muchas personas se quejaron de que no les dejaban orinar, realmente es inhumano, pero fue así para todos. Lo que realmente me dejó impactada fue lo siguiente: las personas examinadas en los pabellones uno y Cajastur se sentaron codo con codo cuando en los demás pabellones había una silla de separación. Esto es un agravio comparativo en toda regla, ya que las condiciones deben ser iguales para todos los opositores.
El mayor problema del examen fue que no copió quien pudo, ¡sino quien quiso!, lo cual me entristece enormemente. ¿Quiénes fueron los que permitieron que esto sucediera? Menudos irresponsables. Sin embargo, fueron estrictos en otros temas como tener sólo un bolígrafo encima de la mesa o no dejar ir al baño, no fuera que los opositores consultaran alguna duda o cumplieran necesidades básicas, las descritas por Maslow. Esas necesidades que tanto hemos estudiado muchos para aprobar la oposición o para ser buenas enfermeras y que, al parecer, el tribunal desconoce.
Tal vez gracias a ellos existan en los centros sanitarios asturianos profesionales con una plaza fija inmerecida por haber copiado, mientras que otros que llevaban estudiando meses estén a contratos eventuales o pendientes de una llamada de teléfono que les ofrezca un empleo.
Me gustaría incidir también en que no hubo comprobación de que la foto del DNI concordara con la cara de los asistentes y no se hizo llamamiento oficial. ¡Ni si quiera llegaron precintados los exámenes! Todo el mundo se sentó donde quiso, con sus amigos al lado, sin organización ninguna.
Ahora sólo queda esperar a que salgan las próximas oposiciones dentro de otros diez o veinte años, o cuando los políticos lo consideren oportuno para ganar votos.
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