Funcionarios castigados, pero fijos.
Los sueldos de los funcionarios han sufrido un castigo con la llegada del nuevo Gobierno, se han impuesto recortes a los funcionarios pero sus puestos de trabajo no corren peligro. Estamos en un momento de crisis donde sería necesario que la gestión de lo público comience a tomar otros caminos, no es sostenible. El problema es que muchos funcionarios han demostrado su nivel de competitividad aprobando unos duros exámenes, pero en la situación actual de crisis económica el puesto garantizado de por vida es totalmente contradictorio al de muchos países europeos, una excepción que empieza a ser cuestionada de forma cada vez más intensa por el trabajador de la empresa privada, donde si no hay trabajo o no rindes lo suficiente te despiden. Y es que la mayoría de trabajadores dependemos en nuestros trabajos de nuestra productividad y de la oferta y demanda. En cambio, un funcionario su puesto no lo perderá hasta el día que se jubile. ¿Es realmente justo y proporcional? Desde mi punto de vista se deberían implantar mecanismos que permitieran evaluar el rendimiento de los funcionarios y en caso de que no se ajustarà a unos mínimos de productividad, poder prescindir de él y ahorrar dinero a las las arcas públicas.
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