Lose el grafitero y los políticos
Últimamente tengo la costumbre (no sé si mala o buena) de escuchar las noticias por la mañana en distintos informativos de la televisión con el fin de intentar conocer un poco la realidad. Tengo que confesar, no obstante, que hay muchos días en que no soy capaz de hacerlo, puesto que sé que nada más escucharlas me voy a poner de mal humor, y entonces considero que es mejor no conocer la realidad (hago como los avestruces, o como ese dicho tan cierto: «ojos que no ven, corazón que no siente»).
Sin embargo, y a pesar de aplicar muchas veces este principio (el de intentar no ponerme de mala leche nada más levantarme oyendo las noticias), mi Pepito Grillo me pellizca, me tira de las orejas, me hace sentir incómodo; en definitiva, hace que no me guste nada cómo soy. No me gusto porque nunca simpaticé con las personas que no luchan, siempre fui un romántico –un Quijote cualquiera–, siempre critiqué aquello de «total, si nosotros no podemos hacer nada».
Ahora que tengo más tiempo y que estoy tan harto (fartuco que diríamos nosotros), he decido que voy a hacer aquello que puedo: criticar lo que me parece mal por el único medio que tengo a mi alcance: «Cartas al director». Pero ya se sabe que una cosa es pensarlo y otra muy difícil saber hacerlo.
Justificada hasta aquí mi incursión en esta sección del periódico, voy ha comentar la noticia que hoy me sorprendió: Detenido Lose, el grafitero más activo de Madrid. Este artista urbano, para unos, o gamberro, para otros, lleva años pintando el metro de Madrid. Parece ser que hacen parar el metro y unos cuantos jóvenes se bajan y en quince minutos son capaces de hacer grafiti en algunos de los vagones poniendo el sello del artista.
No soy yo el que valorará si es arte o no, lo que sí creo es que el metro es propiedad de los habitantes de la ciudad, que gracias a sus impuestos hacen que funcione. Dice la prensa que por estas pintadas se le va a procesar por ocho delitos por daños superiores a 31.000 euros. Se pretende que Lose pague los perjuicios producidos a la propiedad pública.
Y si Lose tiene que pagar por sus grafitis, ¿acaso nuestros políticos no deben pagar cuando despilfarran nuestro dinero? Pongamos un ejemplo: el dinero que el IDEPA y sus sociedades dio a Venturo XXI. Creo recordar que esta empresa recibió un total de 1,2 millones de euros de fondos mineros, más las subvenciones a formación de empleados y un crédito blando de 2 millones de euros. No sé si estas cantidades son exactas (debo reconocer que las leí en la prensa), pero en cualquier caso lo que tengo claro es que esta sociedad llego a Asturias de la mano del entonces director del IDEPA, Sr. Marroquín, y que se embolsó mi dinero y el de los asturianos para que al final no sirviera absolutamente nada más que para enriquecer a alguien.
¿Y qué fue del Sr. Marroquín, quien tan generosamente se gastó mi dinero? ¿Qué le pasó a este señor, que en los tiempos que dirigía el IDEPA tenía el salario más alto de toda la Administración del Principado? Pues nada, que se prejubiló en Hunosa y cobró una indemnización como si hubiera estado trabajando en la mina (bueno, a decir verdad, él debía estar picando en el «pozo moqueta»).
Si a Lose se le van a reclamar los 31.000 euros, ¿no deberíamos reclamar de igual modo al Sr. Marroquín el importe perdido del dinero de los asturianos? Quien dice a este señor, dice a todos aquellos que se gastaron mi dinero en aeropuertos que no funcionan, en museos que están cerrados, en subvenciones a empresas que luego cerraron...
Si en España se pudiera reclamar judicialmente a los políticos los daños causados en sus gestiones, estoy seguro de que en ningún caso hubiéramos llegado a donde estamos, y también estoy seguro de que habría la mitad de la mitad de ellos; ahora claro, si permitimos que mi dinero se despilfarre y no pasa nada, ¿por qué no lo van a seguir haciendo?
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