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Los comunistas, ¿otra vez?

29 de Noviembre del 2013 - Alberto Sorribas Menéndez (Oviedo)

El título de esta carta hace años, casi treinta, me lo auguró un amigo con estas mismas palabras, y, desde luego, fueron proféticas, pues no se equivocó en lo que iba a pasar en el futuro de España.

En estos últimos días me informo únicamente por la prensa, pues las tertulias radiofónicas y televisivas parece ser que alteran mi ánimo y hay momentos en que tengo que recurrir a la medicación recomendada por mi psiquiatra.

Al parecer, y ante los negros nubarrones que se ciñen sobre esta antes tranquila España, y a pesar de mis años, no estoy vacunado ante tanto despropósito, y, claro, las noticias escritas, al llegar más tarde, parece ser que no me alteran tanto. Algo así como ver un partido en diferido después de saber el resultado.

Ante tanto caso de pensamientos y declaraciones un tanto extrañas, ante tanto despropósito, siempre dependiendo del «personaje», que suelen hacer alegatos que no son de recibo.

A mí me da cierta vergüenza de una mayoría de los políticos que padecemos, salvo pequeñas excepciones, pocas.

Muchos de ellos, y no los mejores, se fueron a otros puestos más en la sombra, para que no se les note la falta de calidad, la mínima que se debe tener para algo tan importante como es la administración de nuestros impuestos. Aquí en Asturias llevamos muchos años en manos del socialismo. Yo los considero culpables de gastarse alegremente nuestro dinero en proyectos tan peregrinos como: ¿para qué se gastó tanto dinero en El Musel?, ahora sin barcos. Y lo de la Ciudad de las Artes, antes Universidad Laboral de Girón, perdón de Gijón, que en su día fue construida para formar a parte de la juventud en profesionales, de los que ahora carecemos. ¿Y eso de acercar la Universidad de Oviedo, o de Asturias, a los estudiantes? Claro, ahora ante tanta Universidad no hay dinero para mantener dignamente la que ya teníamos, ahora toca «recortar», pues no se puede poner una en cada «calle», como es lógico.

Aquí se hizo todo a lo grande, lo malo es que ahora a esas obras faraónicas hay que dotarlas de presupuesto.

Cada vez que me toca hacer la declaración de la renta o voy a un supermercado, por aquello del IVA, me echo a temblar.

Los culpables de todo esto cada vez están mejor «colocados»; vamos, que no sueltan la teta de esta España, que como cualquier vaca no da más de sí, yo diría de no.

¿Para cuándo la reforma electoral? Ahora hay unos cuantos partidos políticos y, claro, una mayoría de izquierda. Es decir, que para tener una alternativa de poder la derecha tendría que sacar mayoría absoluta. No veo solución a este problema en la actualidad y volveríamos a un partido único, tan denostado en otras épocas .

Si el socialismo pierde votos, los recoge el Partido Comunista, que es algo así como más de lo mismo; por cierto, remontándome a la Transición, no me cabe en la cabeza que los llamados «padres de la Patria» dieran por buena la legalización del Partido Comunista a la recién llamada democracia, y si hoy en día, que puede ser, formen entre unos y otros un frente popular, con casi igualdad de poderes, será algo así como para coger la maleta para irse a cualquier país, pero cualquiera, el caso sería salir de este infierno que nos va a esperar. Algo así como para volver a principios del pasado siglo, viendo las arcaicas ideas de estos «personajes».

Se está hablando largo y tendido sobre la llamada «memoria histórica», sin embargo no se mete en esta llamada memoria al Partido Comunista, tan nefasto en el pasado como lo fueron los nazis o los llamados fascistas.

Pero no, éstos ahora parecen ser los campeones de la democracia, estos que quieren ganar en la calle, vociferantes, en compañía de las extremas izquierdas, los anarquistas, toda esa gente que dicen estar «cabreados» con la derecha, faltaría más.

Estos que no fueron capaces de ganar en las urnas, que es donde habla el pueblo, a pesar del adoctrinamiento a que nos tienen acostumbrados, y la circunstancia económica por la que estamos pasando en parte, por no haber hecho ellos las cosas bien.

¿Hay alguien de todos éstos que esté en disposición de acabar con el paro? Para ello tendrían que apoyar a los que consideran sus enemigos acérrimos, los empresarios.

Hace poco me decía un amigo, orgulloso él, que para ser de izquierdas hay que ser pobre, y me colocó la teoría de la explotación del hombre por el hombre. Le dije: ¿quién está explotando a quién?, hoy en día yo diría el Estado con sus impuestos.

Subvenciones, fundaciones, sindicatos, partidos, parte de la patronal, etcétera... ¿quién paga?, creo que los explotados que somos los que pagamos los impuestos para que ellos vivan cada día mejor.

Aquí no se respeta nada, ni las leyes, que aunque no sean todo lo buenas que debieran, mientras estén vigentes son las que tenemos para bien y para mal.

Déjense de asaltar mercados y decir que luchan en favor de los más necesitados, ¡vaya cara!

Para esa lucha no les hace falta cometer actos delictivos, robando a la propiedad privada, que defiende la Constitución, para ellos tan privada de bienes por estos elementos que se dicen comunistas; claro, lo normal.

Para esa lucha no les hace falta cometer actos delictivos, basta que pongan de sus bolsillos, como hacen muchos españoles, muchos, con organizaciones como Cáritas, comedores sociales y muchas organizaciones, de verdad con mucha falta de dinero para tantas bocas que alimentar.

Es muy fácil ayudar, «colocar», «enchufar» a los de su cuerda con el dinero de... los demás.

Vaya tropa.

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