Un ex-desencantado de la política municipal
D. Francisco Álvarez, estimado Ilmo. Sr. alcalde de Gijón:
Cuando había perdido cualquier esperanza respecto a la política, aparece usted como el apóstol Santiago sobre un reluciente corcel blanco y me alegra la vida.
Sí, primero fue la expulsión de las bicicletas de las aceras; claro que los jipis que las conducen se quejan y dicen que el carril habilitado en el Muro para ellos, robándoselo a los pobres conductores, parece diseñado en Oviedo, concretamente en "La Cadellada" y que su utilización es suicida; pero ni mencionan los centenares de muertos que esas máquinas infernales, las bicis, producen entre nosotros. ¡Y los sustos!
Luego fue echar a los jóvenes de la plaza de Arturo Arias; claro que nadie se cree la milonga de que hacían botellón, todos los usuarios de la plaza saben que los chavales consumían sidra de los bares de la zona sentados en las escalinatas ¡Y qué! que se joroben: ¿por qué tienen que insultarnos levantándose del suelo sin un solo crujido de sus rodillas? Y además: ¿de qué coño se ríen continuamente, con lo mal que está todo? ¡Fuera con ellos!
Otros agoreros dicen que nos cuesta una pasta el pago de horas extras a los sufridos agentes de la autoridad que mantienen a raya a la jauría; pero ¡qué importa el dinero cuando lo que está en cuestión es el principio de autoridad!
En cuanto a lo de expulsar de los escenarios a perroflautas como Albert Pla... Sugiero sustituirlo por Arturo Fernández, Julio Iglesias o la Pantoja. Porque aunque Gijón no pueda ser una ciudad tan limpia como Oviedo, por lo menos será igual de señorial. O, incluso, sustituirlo por nuestro ínclito concejal de Cultura, puede eso nos descarte como ciudad señorial, pero el autor de La Capitana nos hará precio.
Y si, en cuarto lugar, largan a los puñeteros niños de los parques, con sus triciclos y pelotitas, jo eso sería ya el acabose tendríais mi voto garantizado a perpetuidad.
Ah, y hablando de concejales peculiares, ¿cómo no agradecer al de Medio Rural su afición a la tala? Tumbó en un momento el Ocalitón de Santurio y, claro, todos los zapateristas dando la matraca: que si era viejo, que si la ecología ¡al carajo el arbolón y los paxarinos adjuntos! ¿Cuánto puede tardar en crecer un eucalipto de un metro ochenta de diámetro? (Sí, diámetro, no perímetro) pues nada, es un árbol de crecimiento rápido y, al cabo de doscientos o trescientos años, tendríamos otro igual, si lo quisiésemos, que no lo queremos porque tira hojas, sus raíces agrietan los cierres de las fincas y atrae a ruidosos pájaros.
¡Ánimo, persiste, que estás haciendo historia!
Sólo se me ocurre un único reproche: dile a la chica que te representa en Gijón, tan caritativa ella, que no cocine en público; que lo haga para los pobres, que comen de todo; que en gastronomía Gijón tiene un prestigio.
¿Rollu de bonito?... ¡Zurraspa de bonito, más bien!
P.D. Ahora parece que van a meter mano a las despedidas de soltero, bien, el que se quiera divertir tras la puesta de sol tiene la adoración nocturna y los mas resistentes pueden acabar con el rosario de la aurora.
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