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Asturpaideia y optimismo

19 de Noviembre del 2013 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

La pensadora doña Maria Cristina Plencovich nos visitó para recibir el premio internacional de investigación que la Fundación Foro de Jovellanos otorgó a su trabajo: «Jovellanos: pensamiento, agropaideia e ilustración». Al recoger el premio, con rápidos trazos, nos iluminó algunos ángulos del pensamiento del prócer, al que definió como todo un clásico: un pensamiento epistemológico fuente que sigue vigente tras dos siglos transcurridos. Quizás porque, podríamos decir, ningún discípulo ha podido destrozarlo o ninguno ha sabido continuar esa acción con la praxis adecuada a los tiempos. Una acción que, como la profesora Plencovich nos dice, él ya había comenzado con la creación del «Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía» y con el «Informe sobre la Ley Agraria». Todo un pensamiento que invita a actuar desde la educación del campo, no como estamento, sino como igualdad universal que sólo tiene como límite las capacidades de cada uno. Tras esa educación, el campo podría recibir una formación integral permanente acorde con sus necesidades, de tal forma que tal preparación permitiría el establecimiento de una actividad fabril capaz de promover la prosperidad de la tierra como primer motor de la economía. Pues bien, esta profesora argentina de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, acuña para ese pensamiento el término de: agropaideia.

Como bien dijo hace tiempo Juan José Plans en su toma de posesión del cargo de presidente de la Fundación Foro Jovellanos: «se siente la obligación de pasar a la acción y en la medida de nuestras posibilidades esforzarnos en seguir la estela de Jovellanos».

Debemos pasar a la acción y seguir su estela con actos que vislumbren prosperidad para nuestra tierra. Una prosperidad basada en una educación y una formación permanente que permitan esa actividad creadora que conduce al éxito económico y que permite abrir las puertas a un futuro sostenible. Nos decía esta semana, optimista, Xarles González: «el pensamiento debe sembrar una actitud; una actitud desemboca en una acción; una acción, en un hábito; un hábito, en un carácter y un carácter da lugar a un destino». Creo que nuestro destino es la asturpaideia. No se trata de llevar la educación universal al campo, porque ya llegó a él, sino de sostener una formación integral permanente que permita la aparición y el desarrollo de una producción del sector «agropecuario» a la que, in situ, se le dará valor añadido por medio de una actividad fabril rural distribuida que, a su vez, se integrará por medio de las TICs en una cooperación para la homologación y comercialización asociada de sus productos; a la par, el sector «Metal mecánico» desarrollará y fabricará tanto la maquinaria necesaria para la producción agropecuaria en una región montañosa, como la maquinaria para la producción robotizada y automatizada de los artículos finales: jamón de cerdo celta, mermeladas, carnes envasadas, comidas congeladas, quesos (tenemos la mayor y más densa mancha quesera del mundo), embutidos de todo tipo, pescados, fabes y su compangu, frutos secos y sus productos, sidras, caldos, vinos de calidad, y etcétera. Todo ello dispuesto a llegar (comercialmente multiasociado) a los mercados del mundo con su sello homologado de calidad. Se podría decir entonces que nuestros maizos usarían la energía del sol para alimentar a nuestros animales; que nuestros vientos, ríos y mareas, nos proveerían de energía para minifábricas rurales y que los asturianos estaríamos usando bien el tiempo para transmitir nuestros logros a las generaciones venideras. Tal y como lo hizo Jovellanos con su pensamiento. Un pensamiento no exento de encarcelamiento por parte de una clase política gobernante que actúa de forma poco inteligente; ya entonces, y ahora.

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