Quo vadis PP de Asturias
Finalizado el Congreso Regional con una importante discrepancia, la nueva (¿) Junta Directiva se puso a trabajar y manifestó las líneas generales de regeneración (¿) del partido. De las líneas generales solamente se apreció una de ellas: palo al discrepante.
Y así empezaron algunos escarceos en los cuales, curiosamente, el sentido común y la decisión de hacer solamente el ruido necesario, estaban de parte de los escarceantes. La dirección continuaba con su tono dialogante en la línea casi zapateril: hablamos con todos pero no escuchamos a nadie.
Como quien habla tiene un conocimiento exhaustivo de alguno de los grupos discrepantes, la experiencia le ha servido para analizar hechos similares, de los cuales las únicas noticias le venían via partido o medio de comunicación, lo cual en muchas ocasiones, es lo mismo. Y entonces incluso pensaba: pues vaya jeta que tienen ¿Por qué no se marchan?. Pues bien, el haber conocido directamente situaciones similares me ha servido para recapacitar y llegar a la conclusión de que no todo es blanco ni negro. Habitualmente es gris.
Igual de gris que es la mentalidad de algunos dirigentes que, o bien dicen una cosa y hacen otra, o bien nunca hacen lo que deben por si acaso les estropea la estrategia personal, esa hoja de ruta que permite a algunos decir ¿pero a donde va a ir si nunca trabajó?.
Hasta hace unos años, la gente llegaba a la actividad política procedente de una actividad profesional en general exitosa. Lo hacía con el convencimiento de que podía cambiar las cosas o cuando menos, ayudar a cambiarlas. De unos años a esta parte la sensación es otra. Uno llega a la política para intentar cambiar sus cosas.
Hay quien dice que pasa lo mismo en todos los partidos, como si sobre la situación cayese una maldición que impidiese cambiar. Mi sensación es casi la de sumarme a ese grupo.
Y si no, ya me explicarán por qué la dirección regional de un partido condiciona más allá de los principios recogidos en sus estatutos el dia a dia de sus grupos municipales, indicándoles incluso, un horario para mear y comer. Aunque luego digan que sus representantes se deben a sus electores. Y claro, si no mean y comen a la hora indicada, expediente y tente tieso. Indignante. Cierto es que, orgánicamente lo tienen todo atado, hasta el punto de que las sensibilidades no van de abajo arriba como habitualmente nos indican, sino de arriba abajo. Más claro. Se cree (¿alguien lo cree?) que los representantes de los partidos están para recoger las sensibilidades de los ciudadanos y, mediante la gestión de los medios que tengan a su alcance, intentar resolverles los problemas. Pero no es así sino exactamente al revés. Los representantes (decisores) de los partidos, están para resolver sus problemas y para ello crean soluciones para otros inexistentes, salvo que ellos mismos los originen. Es decir, no dan una solución a los problemas, sino que buscan los problemas cuando crean una solución.
Cierto es que los sensatos pueden discrepar e incluso acabar asqueados. Algunos seguro que con buena fé, aunque quien tiene la bocina diga que por intereses espúreos- creen que montando otro chiringuito (partido) van a resolver algo. Las experiencias nos dicen que no. Que los ciudadanos ya van a votar como quien va a dormir. Cada uno sabe su cama. Unicamente algo imprevisible y grave podrá cambiar la cama de alguien, porque le cambia el sentimiento. Pero si ello no ocurre, las cosas seguirán igual. En el fondo parece que interesa a la mayoría que sigan igual.
Pues para eso no hacían falta alforjas. Ni quiera ilusionarse creyendo que algo podríamos aportar.
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