Recortes sociales en infancia en ésta nuestra Comunidad
Hace ahora un año, algunos titulares de periódico rezaban que España se había convertido, debido a los recortes, en el tercer país europeo con más desigualdad. Pues bien, pocos meses después ya somos el segundo país con más desigualdad social de toda la Unión Europea, sólo por detrás de Letonia. Hemos conseguido en tiempo récord agrandar aún más la brecha entre los más ricos y los más pobres. Y es que como casi siempre que se habla de recortes, los más afectados son los más desfavorecidos.
Nuestra Comunidad Autónoma se encuentra entre las menos endeudadas del país. No puede utilizarse, pues, el déficit como excusa para extremar las medidas de ajuste económico. Sin embargo, ¿qué está pasando con los Servicios Sociales en Asturias? Y más concretamente, ¿qué sucede con la protección de los más pequeños?
El índice de alojamientos y menores tutelados ha descendido estrepitosamente en los últimos años. Quizá parezca de mano una buena noticia: si no hay niños es que no hay problemas. Pero la realidad es bien diferente. Además de las causas de desprotección que afectan a nuestros menores en los últimos tiempos (toxicomanías o enfermedades mentales graves de los progenitores, negligencias, abandonos…) tenemos que sumar la pobreza creciente causada por la situación socioeconómica a la que alude el estudio de la Fundación 1º de Mayo, Desigualdad y Estado Social en España. En éste se dice que «el umbral de la pobreza ha ido descendiendo en los últimos años, lo que implica un empobrecimiento generalizado de la población» que sirve a su vez para «considerar pobres sólo a las personas que son aún más pobres».
Con semejante escenario podemos mirar hacia otro lado pero, ¿podemos de verdad creer que la desprotección infantil está dejando de existir o se da en menor medida que hace tres años?
Llevamos tiempo asistiendo a diversas iniciativas privadas que recaudan fondos o bienes para ayudar a esos niños y a otros colectivos desfavorecidos. No hace mucho hubo un maratón en Avilés; diversas ONG organizan actividades de recogida de alimentos o ropa; incluso, algunas comunidades escolares o vecinales se implican con los allegados que peor lo están pasando. Quizás esa sea una consecuencia positiva de la crisis, la solidaridad, el aunar esfuerzos para tratar de ayudar al vecino de al lado.
Subtítulo: Reorganizar los servicios para dar una atención de calidad
Destacado: Los ajustes no deben afectar a la posibilidad de crecer de un niño
Pero con todo lo que tiene de positivo esta toma de conciencia no puede, de ningún modo, sustituir la responsabilidad del Estado ni de las administraciones para con sus ciudadanos. El citado estudio de la Fundación 1º de Mayo afirma que «la desigualdad no es una consecuencia de la crisis, sino de las políticas de recortes sociales que se están poniendo en marcha y también del sistema de valores en que se articulan».
Y es que, ¿en qué sistema de valores puede estar legitimada la financiación pública de los partidos políticos (pagada por todos los españoles), con sus aumentos arbitrarios de sueldo de hasta 1.000 euros mensuales y no lo está el asegurarnos de que tenemos una infancia con sus necesidades cubiertas?
Una cosa es que los Servicios Sociales sean la hermana pobre de la Administración, siempre lo ha sido, y otra muy diferente que se desentienda de ciertos ámbitos y delegue en iniciativas privadas lo que es una responsabilidad pública, además de un mandato constitucional, volviendo así a los tiempos de la beneficencia. Hay una frase de Eduardo Galeano que resume muy bien lo que venimos diciendo: «La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo».
En Asturias contamos con una no muy nutrida pero valiosa red de familias de acogida que constituyen un importante punto de apoyo para el sistema de protección. No obstante, de ningún modo abarca ni la totalidad de los casos de niños menores de 3 años desprotegidos ni su compleja problemática.
Si la situación económica no es tan desastrosa y las alternativas planteadas a la actual red de protección a la infancia no sirven de pretexto para su desmantelamiento, ¿por qué empeñarse en hacer desaparecer o limitar dichos recursos precisamente cuando más se necesitan?
Nuestros políticos hablan de eficiencia y versatilidad de los servicios, pues bien, los recursos existen, el personal cualificado también. En lugar de desechar se puede reorganizar (aumentar el recurso de apoyo familiar, transformar plazas de alojamiento en régimen de día…) aprovechando todo el potencial humano y material para dar una atención de calidad.
La solución a nuestros males no puede pasar por desentenderse de lo que ocurre alrededor, los recortes no deben afectar a la posibilidad de crecer de un niño, ¿o creen que sí...?
Cristina Fernández Tarrazo firma este artículo junto a María Ángeles Martínez, María Terersa García, Marta María Álvarez, María Rosario Vigil, María José Moreno y Elena Augusto Carvalall
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

