Que se limpie todo
Es una verdadera pena lo que está ocurriendo con UGT. Todo este presunto escándalo de apropiación indebida de fondos públicos para asuntos que no corresponden, está terminando de matar la credibilidad en las organizaciones de izquierda, que se suponía estaban al margen de la plaga de corrupción que azota muchas instituciones del país.
Porque corruptos como las meigas haberlos haylos trasvasados del franquismo a la democracia, producto de no haber desmantelado los aparatos de poder económico y político del antiguo régimen, con personajes que han cambiado de chaqueta pero no de artimañas.
Los medios en manos de la derecha se regodean con las prebendas del sindicato socialista, para desprestigiar el movimiento sindical en general y combatir los movimientos sociales que están contestando a los decretazos económicos y de libertades que está escupiendo sin parar Rajoy y sus muchachos/as.
Sin embargo no es disculpa. Es necesario que se limpien todas las dudas y responsabilidades dentro de las organizaciones sindicales, tan necesarias ahora como lo fueron antes. Tienen que adaptarse a los nuevos tiempos de austeridad, con autonomía financiera subvenciones solamente las de elecciones sindicales- con cargos renovables desde abajo, liberados que justifiquen su trabajo sindical, presencia constante en las empresas con o sin conflicto, fotografías con los gobernantes las imprescindibles-, menos corbatas y mensajes mas reivindicativos y claros, que lo entiendan los que mandan y los trabajadores- con y sin empleo-
Pero para esto hay que empezar ya; no esperar a ningún congreso ni a la huelga general. Debe establecerse un código ético y de transparencia de aplicación inmediata, empezando por arriba. Y salir a la calle pero no a manifestarse solamente, sino a ocupar las instituciones, los mercados, las plazas, las iglesias para denunciar el acoso y la precariedad laboral, el empobrecimiento tirano de la ciudadanía, la represión de las libertades, el desmantelamiento del estado social, la avaricia de los bancos, el enriquecimiento ilícito de los gobernantes, el poder fáctico de las multinacionales
Y nosotros debemos estar ahí, sin dar un paso atrás, como la fuerza más capaz de combatir las injusticias, aunque a veces lo dudemos.
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