Cuestión de metafísica
Hace algunas semanas, el IES de Ribadesella saltó a los medios cuando un grupo de alumnos anduvo tonteando en Tuenti y alguien levantó la liebre. Nada demasiado grave.
Fotos colgadas sin permiso de los fotografiados, algunas lindezas poco amenas a propósito de algunos profesores. Se activaron los mecanismos encargados de velar por la disciplina del centro (comisión de convivencia, consejo escolar) y cayeron algunas sanciones. Cuestión de recordar a los alumnos que es mejor para todos si, al andar por la vida, se respetan las normas de circulación.
Con un intervalo demasiado breve como para no relacionar ambos episodios, la Asociación de Padres denuncia ante la Inspección a varios profesores, y ahora, ya sin intervalo, la Inspección inicia un ir y venir muy diligente para hacerse cargo/tratar las denuncias. No sé quiénes son los profesores denunciados ni de qué se les denuncia, sí me consta que algunos llevan más de veinte años en el centro, por tanto esas denuncias, de tener fundamento, lo mismo se podrían haber presentado hace cinco años que el año que viene.
Pero a lo que voy, a los que sí conozco muy bien es a una pareja de profesores que hace precisamente un año por estas fechas presentaron en el Registro General del Principado una denuncia por acoso escolar agravado de racismo, del que estimaban que venían siendo víctimas sus hijos. Pues bien, ha pasado un año y, hasta hoy, ni acuse de recibo. O sea, que cuando denuncian los profesores, la Consejería y la Inspección pierden los papeles; cuando denuncian los padres, la Consejería y la Inspección pierden el culo.
Y uno se pregunta ¿será que Consejería, profesores, Inspección, todo queda en casa y donde hay confianza da asco? ¿O será que padres, profesores y alumnos todos son iguales ante la ley, pero unos mucho más iguales que los otros? ¿O será, tal vez, que los profesores y sus hijos no alcanzan la categoría de humanos y se quedan en la de bichos vivientes, como los fetos de Aído?
Pero ésta es ya una cuestión metafísica que está estudiando el ministro Galibondo. En cuanto la tenga resuelta, le mandará una fotocopia a Riopedre y entonces sabremos por fin qué somos y a qué podemos atenernos.
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