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¿Gibraltar, nudo de contrabando y estraperlo ambiental?

6 de Enero del 2014 - José Antonio Martínez-Álvarez

Subtítulo: Ante los "gérmenes latentes" de riesgo catastrófico en el estrecho

Destacado:El ambiente no debe ser objeto de comercio desestructurado y destructor, sino de colaboración y respeto, más aún en espacios sujetos a separación y discriminación, históricamente discutidos y tergiversados

Las fronteras marcan pertenencias geográficas de nexo político, social y estatal; estas delimitaciones afectan a espacios continentales, así como a litorales marinos y plataformas oceánicas .Tales ámbitos tienen implicaciones sociológicas difíciles. La más antigua y compleja es la que está relacionada con la aparición de fenomenologías transfronterizas; las habituales suelen estar relacionadas con genéricas apariciones de «contrabando» y su sucedáneo «estraperlo». En el momento de gran preocupación e incluso de sobrevaloración de «los ambientes» cabe hacerse la consecuente pregunta relacionada con estos límites: ¿se produce «contrabando y estraperlo ambiental»?, promocionado y estimulado desde tales zonas delimitadoras. La respuesta suele tener dos matices. Por una parte, los fenómenos transfronterizos de desplazamientos comerciales y turísticos, regulados o controlados; por otra, los aspectos de contrabando y estraperlo de valores que inciden y alteran, en mayor o menor grado, circunstancias de una de las zonas de frontera; las cuales no se controlan debidamente o pasan desapercibidas a corto plazo, sin interrogarse sobre las incidencias en largos intervalos temporales, por descuido o intereses futuros no claros.

En Gibraltar el contrabando sociocomercial existe y persiste en diversos valores por tierra y mar litoral. El contrabando ambiental también tiene su desarrollo, mediando recrecimientos de límites, por aportaciones externas de arenas, rocas, bloques prefabricados y residuos, con clarificadores matices de un verdadero estraperlo social, el cual únicamente suele adquirir tal fuerza en momentos de guerra o desastres naturales. El ambiente debería quedar claro, como es más que un producto o una propiedad. El ambiente no debe ser objeto de comercio desestructurado y destructor, sino de colaboración y respeto, más aún en espacios sujetos a separación y discriminación, históricamente discutidos y tergiversados. Los aspectos de estraperlo y contrabando afectando a circunstancias ambientales son cada vez más reprochables socialmente, siendo imperativo lograr claras secuencias de prevención (geodinámica y geotécnica ), así como de control (cartográfico –terrestre y aéreo– de litorales, desarrollos constructivos y utilizaciones portuarias y sus aguas territoriales). En ciertas zonas del estrecho de Gibraltar y sus ámbitos, bastante incontrolables e incontrolados interesadamente, existen «gérmenes latentes» de riesgo catastrófico, derivados de las reacciones connaturales de su subsuelo; sería deseable «respeto diez» para las fronteras ambientales renovadas por los conflictos históricos. Gibraltar peñón es uno de ellos; no debiera pasar de micropenínsula-tómbolo artificial recrecido a península abducida por el recrecimiento ambiental del estraperlo de materiales en fronteras verja, puertos, aguas territoriales y fondos litorales. El fin político de la frontera mal manejada frente al contrabando puede derivar en estraperlos sobre la materialidad y la dinámica de riesgo del ambiente, con latentes así como amplias incidencias catastróficas. Se impone actuar incluso disponiendo una manera de «verja ambiental» (virtual izada cartográficamente desde el aire e instrumentada en el subsuelo) que disminuya o controle los amplios riesgos del subsuelo, el suelo y el ambiente paisajístico de este crucial paso y enlace euroafricano y atlántico-mediterráneo. Los fenómenos latentes y remanentes de la posición del estrecho de Gibraltar son muy característicos y con todo tipo de riesgos, requiriendo un gran despliegue de vigilancias. La fenomenología activada por el desarrollo excedido del litoral, el gran puerto comercial y la utilización amplia de las aguas territoriales de éste reactiva los riesgos citados. Ahora la verja, de la responsabilidad ambiental frente a contrabandos y estraperlos transfronterizos excedidos, presentados como disminuidos, se impone en este nudo de comunicación, así como paisajístico, conducido irresponsablemente por el contrabando y el estraperlo de valores ambientales hacia la más temeraria «desambientación» o preparación para reaccionar ante sus riesgos connaturales catastróficos y sociopolíticos activistas.

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