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«Ágora interruptus»

22 de Diciembre del 2013 - Cosme Ruiz Pérez (Gijón)

Durante la concentración pro vida, celebrada en Oviedo, todo transcurría con normalidad: se explicaban datos científicos, procedimientos químicos y mecánicos para abortar (quemado, succionado, troceado, etcétera), ocultos para el público en general y para la mujer en particular, el síndrome posaborto de la mujer, etcétera. Y llegó el turno de testimonios de asistentes: papás, hermana responsable del Centro Hogar de Gijón para la acogida de mujeres en riesgo de abortar, etcétera. Un joven, acompañado de feministas no «femen», defiende que una chica no es asesina cuando aborta por problemas de vida no deseada, etcétera. No aterrizaba en algún argumento justificador de esa inculpabilidad (como desinformación, presión familiar y social, etcétera). Todo iba quedando en una especie de... «entre todos la mataron y ella sola se murió» consentido por las leyes (no olvidemos que científicamente hay un ser humano de por medio y... asesinato es matar alevosamente, por precio o con premeditación, cosas éstas que suceden en un aborto planificado). El joven seguía y seguía hasta lograr su «ágora interruptus», la cual llegó tras un rato de contención y abucheos. Los organizadores intentan retirarle el micrófono, al cual se aferra; ¿qué pasaría en un acto similar de un partido o sindicato...?

Al final, lo mejor. La discusión tensa iniciada con aquellos jóvenes fue remitiendo a cordura y caras más serenas, contraste entre las «cantinelas» de siempre y la serenidad y el darse un tiempo de diálogo con ellos, cuya «hambre» y cuyo desconocimiento del fondo de estos temas saltan a la vista. Eslóganes y «etiquetas» de siempre: «que si fachas...», «que si la religión obligatoria...», «que si soy dueña de mi cuerpo y el aborto no obliga a nadie...» (se olvida que sí se obliga a morir a un ser humano... ¡por cierto, Beethoven estuvo a punto de «ser obligado»!). ¡Qué difícil la sensatez cuando lo ideológico sustituye a lo humano y científico, como se apreciaba en estos jóvenes! ¡Qué difícil hacerles nombrar las cosas por su nombre!, desgraciado logro este de políticos e ideólogos del lenguaje y de la cursilería progre como aquello de la «salud reproductiva y afectivo-sexual» que intenta ocultar cuanto atañe al crimen del aborto, píldoras, anticonceptivos, etcétera, y al crecimiento en una sexualidad madura y responsable. ¿Qué dirían los amantes de esta «prostitución expresiva» si se ocultase el despido libre como una especie de «salud laboral» o la pedofilia como una «desinhibición afectivo-sexual»...?; «burro-cursiladas» éstas, como aquella que se siembra hoy en la juventud. Todo pasa por algo previo, sea erróneo o acertado... lo decía Ortega y Gasset: «La verdad ignorada prepara su venganza». Ahora, en nuestra Asturias, los medios se hacían eco de la alarmante próxima década: 60% mayores de 60 años.

Urge parar los pies a este genocidio que no importa... ¿verdad, señor Rajoy? A esto van las movilizaciones en las redes (cada vez más jóvenes interesados) y en la calle. Las encuestas así lo afirman, pues van ganando terreno (ya estamos al 68%) los que piensan que el aborto es una cuestión ética y moral antes que religiosa. Esperemos que los frívolos ideológicos, abundantes en todos los partidos, sin excepción, tomen nota.

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