Odisea en el Hospital Central de Asturias (HUCA)

Nada como tener que acudir a la sanidad asturiana para darnos cuenta del caos que algunos tienen montado en su entorno. Somos decenas de pacientes los que acudimos a diario a este centro hospitalario, en el cual de un tiempo a esta parte nos damos de bruces con el caos y la desorganización, lo cual termina por llenarnos de impotencia y rabia.

No es mucho menor la situación que mantienen los profesionales, médicos, enfermeras, auxiliares, etcétera, pues ellos son los primeros que no pueden dispensar la sanidad que desean, ya que están limitados por los recortes impuestos por la Administración regional. Los más imprescindibles recursos los tienen recortados desde hace tiempo. Claro que en muchos casos son estos profesionales con los cuales algunos de nosotros terminamos cabreándonos, ellos son los que soportan nuestra indignación, sin darnos cuenta de que lo hacemos con quien no tiene la culpa y sí mucha paciencia, además me consta que son una víctima más del sistema sanitario.

Sin ir más lejos, como una muestra más de lo que digo, ahora les tocó el turno a las sillas de ruedas, de uso imprescindible cuando los pacientes tienen problemas de movilidad.

El día 6 de noviembre llego al HUCA a las 09.15 horas para realizar análisis y posterior consulta con un familiar, lo hago por la zona posterior, la misma que utilizan las ambulancias para acceder con enfermos. En mi caso es necesaria una silla de ruedas para desplazar al paciente, me encuentro que no dispongo de ninguna, tras algunas indagaciones, veo una en la puerta de los baños situados a mano derecha, pregunto si la están utilizando, al no obtener ninguna respuesta, me hago con ella para darle el correspondiente uso.

Quince días después, el día 20 de noviembre, vuelvo a realizar el mismo periplo y me encuentro de nuevo que no tengo silla, son las 09.30 horas, minuto arriba minuto abajo. Tras dar unos cuantos paseos por los pasillos y consultas adyacentes, me dirijo al mostrador de extracciones, donde se encuentran dos enfermeras con años de experiencia a sus espaldas, a las cuales expongo mi problema. Una de ellas, muy amablemente, me hace la gestión vía telefónica, en un par de minutos ya tengo una silla, cosa que a posteriori les agradezco.

El día 4 de diciembre, una nueva visita al hospital, son la 10.20 horas, se repite el problema, no dispongo de una silla de ruedas. Esta vez, mis amigas las enfermas de extracciones hacen la gestión, pero no encuentran sillas. Mientras tanto, para poder sacar el coche que obstruye la entrada de otros vehículos, un técnico de las ambulancias nos deja una silla para acercar al paciente a la zona de extracciones. Alguien me dice que no siga buscando, pues quedan cinco, en un estado que está para verse, están tan traqueteadas, que cuando alguna rompe al parecer no se repara y mucho menos se repone. Tras muchas indagaciones, recurro al personal de la segunda planta del edificio A, donde más tarde tengo consulta, hablo con una de las enfermeras, la cual me proporciona una silla en muy buen estado, con la condición de que se la devuelva, pues la tienen ellos para emergencias; por mi parte, nada que objetar y sí mucho que agradecerles.

Ésta es otra prueba más de cómo está funcionando la sanidad en Asturias, no reponen ni las sillas para mover a los enfermos; esto está a la vista de todo el mundo. Ahora junto al volante de la cita para la consulta tendremos que solicitar otro para tener derecho a una silla; si no conseguimos las dos cosas, veo harto difícil que podamos ir a consulta. Aunque seguramente, alguno pudiera decirnos sentado tras la mesa de su despacho: «Pues se la pueden traer ustedes de casa». Recursos no tenemos, pero burócratas en la sanidad a cientos, y valor para darnos esta contestación o similar se les presupone.

Mientras tanto, el señor director del HUCA, el cual debería de preocuparse de estas cosas y dejarse de hacer ruedas de prensa para justificar las palabras del consejero de Sanidad, cuando alguien lo acusa de hacer recortes o de mentir en el Parlamento, ni está ni se le espera, aunque una de sus obligación es proporcionar los recursos necesarios para que los profesionales puedan desarrollar su labor.

Claro que vive más pendiente de abrir expedientes (de esto también hablaremos en unos días) a los profesionales que anteponen su juramento hipocrático y la atención a los pacientes a las imposiciones del consejero de Sanidad y la directora del Sespa.

Salga del despacho, patee el hospital, hable con los profesionales y con todos aquellos que le pueden aportar ideas para mejorar la calidad del servicio, vea con sus ojos el caos que tiene montado, me imagino que son tantas las protestas que recibe que no sabe por dónde empezar. Todo se reduce a esperar la apertura del nuevo HUCA y, mientras tanto, ¿qué hacemos los pacientes?