Los BIC son algo más que una conocida marca de bolis
El que consideren un bien de interés cultural algo no debe constituir una sentencia de muerte para lo que estamos catalogando como tal, sino la certeza de que cuando se intervenga sobre ello se intentará conservar en lo posible aquellos elementos que nos llevaron a determinarlo como tal.
BIC pueden ser unas viviendas, una iglesia, un parque, una cueva o una plaza de toros, algo que en su momento consideramos que tenía unas ciertas singularidades que queríamos proteger y conservar. Pero ¿qué pasa cuando un BIC pierde el uso para el que se había diseñado?
Éste es el caso de la plaza de toros de Oviedo, un edificio que ha perdido su función como coso taurino.
Es evidente que para darle otra funcionalidad al edificio se debe actuar sobre su estructura y realizar cambios, que permitan su uso para otras actividades, que sean de interés para los ciudadanos, y así por lo menos no habrá perdido su función de espacio público, para disfrute de los ovetenses y de todos aquellos que nos visiten.
Otra opción es dejarlo como está y que se vaya cayendo poco a poco, pues la experiencia nos dice que lo que no se usa no acostumbra a sobrevivir y menos en tiempos de crisis.
El adaptarse a los tiempos siempre se ha hecho, con mayor o menor fortuna, y de ello dejan constancia muchos edificios a lo largo de la historia. Esto es símbolo de la evolución constante a la que estamos sometidos todos, los edificios también.
El sentido común es lo que debe imperar a la hora de tomar decisiones de este tipo, ponerse de acuerdo y valorar lo que podemos y no podemos conservar.
La plaza de toros de Oviedo puede ser usada y disfrutada por todos durante muchos más años, no debemos perder la oportunidad de tener en Oviedo un espacio multiusos donde tener conciertos, teatro, ferias o cualquier otro tipo de eventos que queramos celebrar y para los que en muchos casos no se encuentra acomodo.
Que la declaración de BIC no suponga un impedimento para la supervivencia y conservación de un espacio público como es la plaza de toros de Oviedo, ni la de cualquier otro de los espacios de que disponemos en esta o en cualquier otra ciudad.
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