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El quinto elemento

21 de Diciembre del 2013 - Julio L. Bueno de las Heras (Oviedo)

Me pregunto –y he preguntado– si en el simposio «España contra Cataluña» se admiten comunicaciones libres, orales asistidas por TIC, escritas o en forma de póster 3D, evidentemente con base científica contrastable, y no panfletarias, demagógicas y/o atrabiliarias, como me acaba de recomendar un colega catalán que parece no fiarse mucho de mis intenciones.

«Pienso de que» tratar de explicar los fenómenos de la naturaleza con base en consideraciones historicistas y especulativas puede ir de lo frustrante a lo reescribible, pasando por lo libremente interpretable, adhoquizable y fabulable. En cualquier caso, insuficiente. El problema entre Cataluña y el resto de España, y viceversa, merece ser interpretado y sólo puede entenderse con base en rigurosos principios esenciales de comportamiento de la materia y la energía. Convendrán conmigo que en eso no caben hechos diferenciales.

Sabido es que los fenómenos normales, e inclusive algunos fenómenos paranormales, obedecen necesariamente a pautas inviolables que los experimentalistas e ingenieros han descubierto y los científicos han descifrado e identificado como leyes o principios de la madre naturaleza. En el estado actual de la Ciencia se cree que los principios de la termodinámica, los que rigen las relaciones energéticas y materiales del Universo universal, son cuatro (y un introito añadido al principio para entenderse termométricamente). Y estamos hablando de leyes universales de esas que se cumplen gústete o no, no de leyes contingentes, como las constituciones, los estatutos o los códigos, que se pueden votar consensuar, eludir, burlar o transaccionar entre ad libitum et ad nauseam.

Muchos españoles, catalanes y no catalanes, no somos capaces de interpretar adecuadamente lo que está pasando a la simple luz de estos principios, que, sin embargo, y paradójicamente, sí son capaces de explicar el resto de fenómenos del universo universal: el principio cero para comparar estados, el primer principio para definir equivalencias entre recursos, el segundo para delimitar las fronteras ente lo posible y lo imposible, el tercero para medir el desorden, y el cuarto para interpretar el caos estructural. Estos principios se han quedado cortos en lo referente a la «cuestión catalana». Falta algo, sea pieza, elemento o bosón.

Y lo que falta es otro principio.

Un principio que explique el contradiós de cuándo, cómo y dónde pueden no cumplirse los otros principio. «El Quinto Principio que la p.* España nos robó» es –o era– el título de mi ponencia.

Hace días que la envié y vivo sin vivir en mí esperando su aceptación para, ahora que se van acabando las clases, salir corriendo para Barcelona con mi power point y mi mejor puntero (o espada) láser.

P.S. La p. es obra de la censura local en la fase de selección previa. Creo que no por haberse pasado uno, sino por quedarse corto en el contexto.

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