Perros y petardos
Vuelven las navidades, las luces, las compras, las cenas de empresa, los cotillones,... ¡y los molestos petardos!
Ya ha comenzado el desfile en mi barrio: los niños, entreteniéndose la mañana del domingo con estos insufribles petardos. Mientras, sus padres toman el vermut, haciendo caso omiso a la peligrosidad de este pasarratos.
Muchos son los comercios que venden estas mini bombas ensordecedoras, y también muchos los padres que se los compran, sin supervisión alguna.
No solo son molestos, también son peligrosos, pues no son infrecuentes los casos de accidentes.
Pero si para nosotros es molesto y motivo de sobresalto, imaginad el susto que se lleva un perro.
En estas fechas en las clínicas veterinarias proliferan las ventas de tranquilizantes para los canes, para que se queden como M.A. cuando tenía que subir a un avión y el miedo le resulta insuperable, por lo que sus compañeros le provocaban el sueño súbito. Los perros se sienten peligro de muerte, están aterrados, por un entretenimiento al que no consigo ver gracia alguna.
Todos los años la policía suele hacer su campaña por los comercios, para verificar que se cumplen las normas de venta para estos productos, pero luego nadie vigila que se usen adecuadamente.
Que la prohibición sea efectiva y que no se haga la vista gorda.
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