Navidad para todos
La Navidad, la fiesta más popular, emblemática, tan arraigada en el corazón, a todos nos impacta, nos emociona. Pese a todo ha pasado a la historia por ser una fiesta de burbuja, cotillón y consumista como la que más. La crisis, que tanta depre causa, la aparcaremos sin duda en estas fechas. Qué gran verdad es que la Nochebuena se viene, la Nochebuena se va…
A la Navidad la hemos secuestrado. Más aún, le hemos robado el corazón. Ya no es Cristo, su encarnación, el centro del acontecimiento. El hecho trascendente de esta fiesta es que Cristo quiere nacer en nuestro corazón, en el tuyo y en el mío, en nuestra vida. Navidad es Dios con nosotros y entre nosotros. Es abrirnos al encuentro. ¡Hay tanta gente que nos está esperando! Es generosidad con los pobres. Un año más nuestras parroquias harán la Operación Kilo, alimento para los pobres que Cáritas parroquial, con puntualidad británica, distribuirá como siempre gracias a la sensibilidad de mis feligreses. Navidad es perdón, dejar atrás viejas rencillas, reencontrarnos. Navidad es volver, volver, volver…
Navidad es una hermosa ocasión de buscar soluciones a tantos problemas familiares, sociales, económicos, políticos. Oportunidad de solventar posibles problemas de convivencia, que a la vista están. Vivir en democracia, pienso, no es vivir permanentemente enfrentados, divididos. Las autonomías deberían ser, en la España de todos, cauce y comunión, no trenes de primera, segunda y tercera velocidad. Quisiera que en estas fechas, sueño, utopía, realidad marcaran el punto final a tanto enfrentamiento, división, ruptura. Navidad, blanca Navidad, oportunidad para que la droga, el alcohol, dejen de matar a tanta juventud que tanta falta hace para sanear nuestra sociedad, para hacer bien la famosa frase de Rubén Darío: Juventud, divino tesoro.
Navidad, más que fiesta de folclore, es invitación para que todos hagamos realidad el mensaje de Belén: Paz en la Tierra.
El centro no es el consumismo, ni siquiera el Belén, es Cristo que nace en ti y en mí. Tú y yo seamos esperanza. Llevemos a todos un mensaje de paz, de cariño, de sonrisas, de tantas cosas. Y es que Navidad, pienso que alguien lo dijo, es secar una lágrima, es amar, siempre amar. Que se note que Dios está entre nosotros. Que seamos regalo los unos para los otros. ¡Feliz Navidad para todos!
Luis Rodrigo, párroco de Muros de Nalón
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