No estamos haciendo nada malo
Estimada doctora Álvarez Sánchez:
Somos dos de las protagonistas de lo que usted denomina el original calendario de Medicina y no podemos por menos que escribir una respuesta a su carta publicada el miércoles 18 de diciembre en este mismo diario.
En primer lugar, queremos recalcar que no hablamos como portavoces de todos nuestros compañeros, sino única y exclusivamente a título personal. ¿Cómo expresarlo...? Nos hemos sentido ofendidas con el contenido de su carta. No consideramos que estemos haciendo nada malo al enseñar nuestros cuerpos en un calendario que posteriormente se pondrá a la venta. Las fotografías son elegantes, artísticas y discretas, gracias al profesional trabajo de nuestra fotógrafa, Sara Fermé, y en ningún momento hemos enseñado, como se suele decir, nada que no quisiéramos enseñar. Como estudiantes de Medicina no sólo sabemos de primera mano lo importante y a la vez maravilloso que es el correcto funcionamiento del organismo, sino que además somos capaces de ver la milimétrica perfección que hay en la anatomía humana. No existe nada más natural que un cuerpo al desnudo, y la Historia del Arte está llena de ejemplos que confirman esa belleza que hemos intentado (y logrado, esperamos) plasmar en nuestra iniciativa.
Tampoco creemos estar perdiendo credibilidad en el confronto con los pacientes o degradándonos al quitarnos la ropa ante el objetivo de una cámara. Más bien al contrario, la mayor falta de consideración en este tema es la que ha tenido usted al poner en tela de juicio nuestra profesionalidad e integridad presente y futura. Nuestra formación, tanto en el ámbito académico como en el humano (aspectos ambos que deberían darse por supuestos en el ejercicio de nuestra profesión), no puede ni debe verse empañada por el hecho de aparecer en un calendario de desnudos.
No queremos entrar en sus insinuaciones sobre cómo, en nuestras fotografías, se le falta al respeto a quienes han donado su cuerpo a la ciencia. Es evidente que sin ellos nuestro aprendizaje a lo largo de la carrera no habría sido posible, y agradecemos y valoramos infinitamente su altruista gesto. Sin embargo, un valor tan importante como el respeto a la persona que usted tanto defiende es la tolerancia y la amplitud de miras, algo que parece brillar por su ausencia en su carta.
En cualquier caso, le agradecemos la promoción que (no dudamos que involuntariamente) nos ha brindado, pues, adaptando las sabias palabras de Oscar Wilde: Que hablen, aunque sea mal, pero que hablen.
Macarena Otero e Irene San José, Oviedo
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