Molinera

21 de Diciembre del 2013 - Laura López Varona (Cangas de Onís)

Comenzamos la mañana del día 20 de diciembre de 2.013 con lo que supuestamente debe continuar durante muchos años: El cautiverio de la osezna Molinera nacida en libertad en Asturias, cuya constitución maltrecha tras una caída accidental fue a parar a manos de quienes curaron sus heridas, pero al tiempo, amputaron su libertad, pues a pesar de que tenían la obligación de devolver a la osa a su hábitat y para ello debían evitar todo contacto humano, no resistieron la tentación de disfrutar, secreta y exclusivamente, del espectáculo de la naturaleza herida y capturada en un establecimiento privado (ya que Asturias, junto con Melilla, son las únicas Comunidades Autónomas que carecen de Centro de Recuperación de Fauna Salvaje operativo). Y a pesar de que, delante de las personas a las que se les encomendó la recuperación de la osa, estaba escrito con grandes letras el peligro que para su libertad comportaba la simple visión de los seres humanos, nadie se abstuvo de anteponer sus propios deseos a las necesidades de la vida silvestre. Si vive, a mí me lo debe, seguro que pensaron funcionarios y facultativos, y creyéndose acreedores, se cobraron con el precio de su libertad.

Pocas dudas hay de que el comportamiento egoísta de estas personas que, con su presencia física ante la osa, han forzado su cautiverio de por vida, apunten a la posteridad, pues se han constituido con todos los honores en carceleros de un espíritu salvaje. Por culpa de la Consejera, que en el mejor de los casos, fue una imprudente, y en el peor, llevaba un ánimo predispuesto, la osa Molinera vio, olió y sintió que el ser humano le mostraba su afecto abriéndole la puerta del habitáculo que la tenía retenida, al tiempo que, con su caricia, le cerró la puerta de la prisión perpetua en aquel cercado de Santo Adriano al que solo se acercan los más lerdos del género humano. Por culpa del rastrero ánimo de lucro de los negociantes de Proaza, nuestro patrimonio natural se ha empobrecido sin Molina en los montes de este paraíso natural perecedero que es Asturias. Por culpa de la cobardía tremenda de quienes fueron llamados a consulta en calidad de expertos, se nutre a sus expensas la traición a la vida silvestre en libertad a medio de decirse a sí mismos (pues los demás expertos tenemos otro criterio bien distinto) que lo hacen por su bien. Por culpa de los funcionarios públicos con acceso al centro de Sobrescobio, que se valieron de su posición de custodios para llevar a presencia de la osezna a sus curiosos amigos (algunos encargados de la defensa del medio ambiente), y por culpa también de la flaqueza de estos, que aceptaron la invitación, la osa Molina no podrá volver a subir montaña alguna desde la que admirar la rapidez con que el águila traza su vuelo.

Pero si creen que el recorrido que hizo Molinera por los montes de Muniellos en libertad fue el último, se equivocan, pues el mismo día que era cruelmente capturada y el cielo sobre Cangas del Narcea y Degaña lloraba incesantemente, comenzó la lucha por su liberación. Ninguno de los implicados en esta tragedia orquestada va a desarmar la libertad de un animal salvaje sin ser a su vez desarmado, y no será el rostro de Molinera el que se vuelva malicento en cautividad, ni será su vida la que se torne penosa, ni su espíritu el amedrentado. Los hombres y mujeres educados en el honor a la libertad y en el amor a la naturaleza vamos cumplir con empeño nuestra obligación de devolverle la libertad, rescatándola de los ineptos, de los cobardes y de los avaros que se la han arrebatado. No cesará el activismo hasta que se pongan fin a esta situación monstruosa y se desmantele definitivamente el cercado de Santo Adriano, prisión de inocentes osos asturianos y muestra de la barbarie humana y de la insensibilidad ambiental.

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